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Juan Calderón
Jueves, 31 de marzo 2016, 18:00
No hubo sorpresas y el Unicaja perdió en su visita al Lokomotiv en Krasnodar por un contundente 81-60 en su último partido en la Euroliga lejos de Málaga. El equipo malagueño aguantó tres cuartos, pero sufrió un auténtico bombardeo desde la línea de tres ... por parte de su rival. Los 15 triples del equipo ruso fueron demasiado para un Unicaja que al menos no sufrió más lesionados. El conjunto de Plaza emprenderá ahora un largo viaje de regreso y el domingo (19.30 horas) se enfrenta al Joventut en el Palacio de los Deportes en otro partido clave en la Liga ACB.
El Unicaja sufrió en sus carnes lo que significa tener un ala-pívot de nivel en el equipo contrario. En el baloncesto actual, un jugador de este tipo puede condicionar por completo un partido a poco que esté acertado. Eso es lo que hizo el estadounidense Randolph en el arranque del choque. Su capacidad para jugar dentro y fuera de la zona trajo de cabeza al equipo malagueño, y en especial a Suárez, casi una cuarta más pequeño que su adversario. Con 11-4 en el marcador y con muchos problemas para anotar, parecía que el Unicaja se iba a ir del partido a las primeras de cambio. Por suerte, su defensa zonal se fue ajustando y ganando terreno al ataque del Lokomotiv. Las canastas de Kuzminskas y las penetraciones de Nedovic y Nelson le permitieron volver al encuentro en un primer cuarto marcado por los fallos de los dos equipos (18-14).
El Unicaja fue creciendo y un triple de Karahodzic lo puso por delante en el minuto 12, pero fue Thomas el que realmente dio el impulso que le hacía falta al equipo. Reboteó, anotó y acaparó la atención de la defensa del Lokomotiv para generar espacios a sus compañeros. Todo parecía ir bien hasta que los tiradores locales afinaron la puntería. El Lokomotiv había anotado solo un triple de nueve intentos hasta los 13 minutos, pero todo cambió. Cuatro aciertos seguidos desde la línea de 6,75 dispararon al equipo ruso (32-24). Plaza paró el partido, aunque no cambió la defensa zonal y sí pidió más intensidad a sus hombres. La herida exterior se cerró y el Unicaja cumplió su objetivo de llegar al descanso metido en el partido (39-35).
El arranque de la segunda parte fue una condensación de todo lo que se había visto en los 20 minutos previos. El Unicaja mantuvo su defensa zonal, pero tenía problemas para anotar. Esto descompensó la balanza y permitió al Lokomotiv ir ampliando poco a poco su renta(50-43). De nuevo los triples del equipo ruso fueron determinantes, especialmente Janning que fue una pesadilla. Esto fue lo que impidió que el equipo malagueño se metiese en el partido. Sin embargo, en sus dos últimos ataques, el Unicaja sí acertó desde la línea de 6,75 y logró el objetivo de llegar con vida al último acto.
Ahí se le acabaron las ideas al equipo de Plaza que en el último cuarto fue perdiendo fuelle a medida que avanzaba el encuentro. Como en los minutos previos, la defensa zonal se fue resquebrajando con los triples del Lokomotiv. Si antes fue Janning, ahora le tocó el turno a Broekhoff. Tres triples seguidos cerraron el partido tras diez últimos minutos en los que el Unicaja cometió un carrusel de pérdidas y solo anotó cinco puntos.
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