Esto no ha llegado a su fin

Parece una lección bien aprendida después del chasco ante el Telekom Bonn en la Final Four de la Champions, en la que careció de su principales virtudes porque cuando el Unicaja pone al máximo de revoluciones su potencial defensivo, físico y de generosidad en el esfuerzo y a la hora de pasarse el balón es cuando es capaz de desarrollar y desplegar sus mejores cualidades ofensivas e incluso enriquecer su juego con una mayor versatilidad táctica, rentabilizando, y de qué manera, la calidad de su plantilla. Permitiéndole realizar un juego rápido, eficaz, de altos porcentajes de dos y de tres puntos sobre todo cuando llega en transición, de buena lectura y de juego al poste, divertido, de ritmo frenético y brillante, por momentos, que enamora a su gente y mete mucho miedo a sus rivales. Es decir y en pocas palabras, que cuando el equipo defiende a tope es cuando verdaderamente resulta competitivo, una defensa con una marcha más solo al alcance de los equipos ganadores.

Y ahora toca el Barça, del que no vamos a descubrir ni aquí ni ahora su enorme potencial, la tremenda plantilla que tiene o la diferencia de presupuestos existente entre ambos equipos, que ha liderado la clasificación de la fase regular de la Liga Endesa o quedado segundo también de la fase regular de la Euroliga, como tampoco podemos ignorar algunas de sus debilidades o las dificultades por las que atraviesa.

Y es que este Barcelona está muy presionado por los resultados y no vive internamente uno de sus mejores momentos, acusa las consecuencias de un nuevo fracaso a la hora de abordar el ansiado reto de ganar la Euroliga tras la enorme inversión realizada, teniendo que soportar además que se la haya llevado en sus propias narices su más mayúsculo rival, el Real Madrid.

Todo esto hace que Jasikevicius, en su tercera temporada al frente del equipo, pase por la situación más delicada desde que llegara al club, que no solo tiene muy cuestionada su continuidad (como ya sabe él, propios y extraños) sino que también se enfrenta a una plantilla con muestras de síntomas de agotamiento y una cada vez menor receptividad a su discurso, que se ha sentido muy tensionada y en más de una ocasión señalada por él en las derrotas. También se da la circunstancia de que Mirotic, la máxima estrella del equipo y el jugador más caro del baloncesto europeo, también anda muy cuestionado por su pobre rendimiento en las grandes ocasiones y que se ve amenazado, según dicen algunos, por una reducción drástica de su sueldo.

Quizás por ello el juego del Barça se muestra unas veces espléndido y lleno de recursos, que le sobran, como a veces se ve inconstante, combinando rachas de máxima exigencia defensiva y gran juego con otras de desconexión, desconfianza y falta de concentración donde puede acumular errores y pérdidas de balón.

Pero de la que no hay ninguna duda es que la ciudad y la afición de Málaga va a asistir a una eliminatoria apasionante, a la que el equipo llega de nuevo en una gran momento de forma, con el único lunar de la recuperación plena por lesión de Alberto Díaz. Y es que, al igual que Ibon Navarro, nadie quiere que esto termine aquí, porque podemos decir, sin temor a equivocarnos, que estamos viviendo una de las mejores temporadas de las treinta de la historia de este club.