Además del título de una película, en la NBA el sexto hombre es el nombre que tradicionalmente se le ha dado a un jugador versátil y polivalente que no es titular, pero que sale habitualmente el primero desde el banquillo para mejorar o cambiar la ... dinámica del partido y que juega más minutos que el resto de suplentes.
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Pero el baloncesto ha cambiado, aunque a más de uno le cueste aceptarlo. Atrás quedaron obsoletas y erráticas estructuras de equipos hiperdependientes de sus americanos de turno, de dos o tres jugadores o de quintetos predeterminados, de titulares o suplentes, el sexto hombre o escasas rotaciones, si es que verdaderamente quieren alcanzar el éxito.
Por supuesto que sigue habiendo jugadores mejores que otros y aquellos que marcan y catalizan el juego, que en determinados momentos marcan las diferencias o que cada noche, como verdaderas estrellas, son capaces de hacer números estratosféricos. Pero eso, por sí solo, no garantiza hoy en día la victoria, porque para ganar hace falta mucho más. Se necesita un equipo capaz de optimizar todos los recursos disponibles, las capacidades individuales y el logro colectivo, evitando en lo posible los riesgos de lesiones, manteniendo la frescura en el juego para que todos sus jugadores lleguen en las mejores condiciones posibles, no solo a los momentos álgidos de los partidos, sino también cuando más hay en juego en las diferentes competiciones, para que puedan llegar a ofrecer la mejor versión de ellos mismos durante la temporada. Esta se hace cada vez más larga por el número de partidos, por el mayor nivel técnico, atlético y exigencia física existentes.
El Unicaja ha apostado fuerte por una configuración de la plantilla sin grandes figuras, pero con muchos jugadores que puedan aportar, poniendo su destino en manos de la energía de un amplio grupo de hombres y rotaciones que le permita mantener un alto ritmo e intensidad en cada partido, con la defensa y las rápidas transiciones como señas de identidad, explotando al máximo las ventajas y la superioridad… Hasta ahora así lo está haciendo y con un magnífico resultado.
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Hay muchas maneras de interpretar este modelo, pero en cualquier caso nunca es fácil. Ibon Navarro está siendo fiel a la hoja de ruta que se ha marcado con la planificación de esta plantilla, apoyándose en todos sus integrantes, ofreciendo oportunidades sin miedo y sin descartar a nadie a priori o limitando su confianza, en una dinámica de máxima exigencia pero en la que cada uno pueda demostrar hasta dónde es capaz de resultar importante y útil al grupo, sin eludir responsabilidades, con convencimiento, aceptando y asimilando las reglas de juego.
Ningún jugador sobrepasa hasta ahora los 21 minutos y los 11 puntos de media en el balance de todas las competiciones y 12 jugadores están por encima de los 10 minutos y los 4 puntos. De la misma manera, ninguno destaca en demasía de forma individual en las diferentes estadísticas. Sin embargo, el equipo sí lo hace de forma colectiva en asistencias, recuperaciones, tiros anotados, porcentajes de dos puntos… y la clasificación, que es lo que verdaderamente importa.
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Unos días aparecen unos y otros días, otros, sacando los partidos adelante, lo que, además de ir sumando victorias, les exige mantener la tensión y la máxima competitividad entre ellos para no perder protagonismo, lejos de las dependencias de temporadas anteriores, en las que había que encomendarse a la inspiración individual o de jugadores con mucho talento ofensivo, como Brizuela o Jaime Fernández, capaces de anotar mucho pero sin que su equipo alcanzase por ello los resultados apetecidos.
Pero a esto le queda mucho y lo más importante aún está por jugar. Las credenciales del equipo son claras, el camino está marcado y el club está empezando a recuperar el respeto de su rivales. Las carencias más llamativas por el momento residen en la falta de puntos en la pintura de sus hombres grandes (a pesar del alto porcentaje del equipo en tiros de dos, que son fruto más de las recuperaciones y las rápidas transiciones) y las dificultades en el cinco contra cinco, lógicas por el momento teniendo en cuenta que su entrenador está poniendo todo su empeño en identificar la esencia y el fundamento de su juego a partir de la defensa y el esfuerzo colectivo.
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Son señas de identidad que también han conectado, como no podía ser de otra manera, con la afición, una gran noticia, ya que, como todo el mundo sabe, el 'factor Carpena' puede llegar a ser determinante en las grandes ocasiones, en las que sabiamente sabe asumir como nadie el papel del 'sexto hombre', para hacer reaccionar a su equipo cuando este más lo necesita.
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