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Terminada la temporada, lo que en cierta medida constituye una buena noticia –se acaban los malos ratos para los fieles seguidores 'cajistas'– comienza la planificación de un nuevo curso en el que los gestores del Unicaja tratarán de hacer 'tabula rasa' respecto al anterior. Esa ... es la intención, otra cosa es que se consiga formar un nuevo bloque competitivo para subir escalones y recuperar parte del prestigio perdido durante los últimos años.
El Unicaja tiene por delante más de cuatro meses sin competición, un récord histórico en la entidad y circunstancia que ni siquiera se dio durante la fase más crítica de la pandemia. Hay que recordar que al final del verano (del 1 al 18 de septiembre) se celebrara en Alemania, República Checa, Georgia e Italia el Eurobasket, lo que retrasará seguramente hasta final de mes (aún no es oficial) el inicio de la temporada 2022-23 de la Liga Endesa, que este curso empezó en el fin del semana del 18 y 19 de septiembre.
En la base de la planificación del club malagueño está la continuidad de su entrenador, Ibon Navarro. «Quiero ver si durante el viaje de vuelta se me quita esta cara que tengo. Ese es el futuro», contesto el sábado en Lugo, disgustado por la derrota final ante el Breogán (93-84), cuando se le preguntó acerca de su renovación. Lo cierto es que su contrato en realidad era un 1+1 sujeto a condiciones muy factibles de alcanzar en lo deportivo. Además, no le afectaría la decepción sufrida con la competitividad de su equipo en estos tres meses al frente del mismo en la medida en que habrá una revolución en el vestuario, en el que podrían llegar a seguir sólo dos o tres jugadores. En definitiva, que dirigirá un Unicaja casi nuevo.
Navarro ya reconoció que tiene prevista una reunión hoy vital para su continuidad, y no se descarta que esta incluso se haga oficial en las próximas horas. Al club de Los Guindos ha gustado, al margen de su trabajo técnico, su interés en cohesionar al grupo y las actividades motivacionales organizadas, y se confía en que con la nueva plantilla que se forme se pueda dar un salto en competitividad.
Pero la semana será también vital para el comienzo de la planificación de altas y bajas en el conjunto. Sólo cuatro jugadores tienen contrato, y entre ellos Alberto Díaz (hasta 2024) parece fijo y Barreiro (hasta 2025) también tiene buenas opciones de seguir como 'tres' defensivo. A partir de ahí se abren muchas incógnitas. Nzosa y Brizuela, aunque están atados, podrían salir. El primero se ha inscrito en el Draft de la NBA, que se celebra el 23 de junio, y tiene hasta el 1 de ese mes para retirarse de él. Y el donostiarra condiciona demasiado el juego del equipo con su estilo, muy individualista, pero tiene una ficha elevada, onerosa en caso de rescindir el contrato.
Entre los que acaban, se cortará a Suárez (tenía un año extra), interesa mantener a Abromaitis, el más regular de la plantilla en cifras de rendimiento, y hay papeletas complicadas con los locales Alonso y Guerrero. Se tiene claro que no seguirán Mooney Oliver, Eric, Kravic y Bouteille, y es difícil que continúe Jaime Fernández, al que no se le ha planteado oferta.
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