Secciones
Servicios
Destacamos
Sin la autorización de Micheal Jordan nada de esto habría pasado. Ni el Área Audiovisual de la NBA comandado entonces por su comisionado actual, Adam Silver, hubiera podido grabar 10.000 horas de cintas de vídeo de todo, o casi todo, de lo que aconteciera ... a su equipo durante un año en la cancha, los vestuarios y entresijos de despacho ni, posteriormente, tras más de 20 años celosamente guardadas, el equipo de producciones de ESPN podría haber editado y mucho menos emitido tan oportunamente, el ya tan famoso documental de los Chicago Bulls de la 1997-98, de la que todo el mundo sabía a ciencia cierta iba a ser la última temporada de ese impresionante ciclo ganador de una franquicia tradicionalmente perdedora y que encumbró de manera muy especial a su máximo exponente posicionándolo para siempre como verdadero mito del deporte mundial.
Phil Jackson, un virtuoso en el gobierno de los recursos humanos (como demostró en Chicago y posteriormente en los Lakers), le puso nombre a la temporada y, como consecuencia, a la serie televisiva, 'The last dance', un último baile genial de motivación que propuso Jackson a sus jugadores para alcanzar lo máximo una vez más (su sexto anillo de la NBA) y lograr mantener intacta el hambre de seguir ganando, transformando en virtud y nexo de unión de la plantilla la desconfianza que sus dirigentes ya le habían mostrado convirtiéndolos así en enemigo común, para contarnos y para que podamos entender mejor el desgaste y las dificultades que entrañan la gestión de un grupo o equipo humano en el deporte o en cualquier orden de la vida y, sobre todo, en el manejo de los egos de las personas en cualquier circunstancias y de manera mucho más acusada tras el reparto del éxito.
Sin embargo, yo no quiero hacerles a los lectores que aún no han visto los dos primeros capítulos emitidos un 'spoiler' en toda regla, aunque si me gustaría adelantarles alguna reflexión sobre aquellos aspectos que en consecuencia más me han sorprendido hasta el momento. De cómo la serie ha conseguido despertar un enorme interés no sólo en los nostálgicos de la época y del genio, sino también entre los más jóvenes que no le fueron contemporáneos y no tuvieron la oportunidad de disfrutar los momentos más álgidos de la carrera de Micheal Jordan; de cómo comprobar tanto tiempo después como jugadores como él o Scottie Pippen tendrían a día de hoy, a mi entender, el mismo impacto en el juego que hace 25 años.
De cómo en la actualidad Jordan habla con insolente libertad y sin tapujos de adicciones y excesos que encontró en el equipo como el 'rookie' recién llegado. De las constantes faltas de respeto y ataques que, delante de las propias cámaras, le dirigían a su 'general manager', Jerry Krause, convertido en el foco del malestar y animadversión de los jugadores por la situación que vivía la franquicia, el hombre que había impulsado la creación de una empresa de éxito, pero que también había puesto fecha de caducidad a su entrenador y a un proyecto que consideraba acabado y que, por tanto, había que empezar a reconstruir. De cómo se fraguó la injusta y falta de consideración contractual con Pippen en absoluta discordancia con su rendimiento, así como la actitud de éste ante la misma.
De cómo la mirada de Jordan impregnó todo aquello e impregna este documental, guía, santo y seña de una época marcada por su carisma absolutamente excepcional, que ha trascendido en el tiempo y a su propio deporte, sólo comparable con los más grandes y al que se igualan o acercan solo algunos elegidos, muy pocos. Una mirada felina, depredadora e intimidadora en la cancha y fuera de ella, una forma de ejercer el liderazgo, su nivel exigencia con sus compañeros y consigo mismo acompañado de una insultante y extrema autoconfianza, una ambición sin límites y una inigualable mentalidad ganadora.
Y de cómo la mirada de Jordan es expresada ahora, al paso de los años, sentado relajadamente en medio de una suntuosa estancia tras unos ojos llamativamente inyectados en sangre y con una copa con mucho hielo a su lado que le acompaña durante gran parte del reportaje.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.