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Parece que no está, pero Dragan Milosavljevic es uno más en el día a día del Unicaja. El alero serbio se lesionó de gravedad el 16 de agosto en un encuentro que disputaba en Atenas con Serbia frente a Turquía. Se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda y se despidió de la temporada. Es la peor lesión posible para un deportista profesional, pero esto no va a frenar al balcánico, que ya sabe lo que es superar un revés de este tipo. Así que Milosavljevic empezó a pensar en la recuperación al día siguiente. Fue operado en Austria por uno de los mejores especialistas del mundo, lleva dos meses tratándose en Belgrado con un fisioterapeuta vinculado al Estrella Roja, y el lunes regresa a Málaga para da un paso más en su vuelta a las canchas. En estos tres meses, la comunicación con los servicios médicos del Unicaja ha sido constante, casi diaria, para dirigir el tratamiento y también para que Milosavljevic no deje de sentir su sensación de pertenencia al equipo.
Fue un 16 de agosto. El alero ultimaba la puesta a punto cara al Mundial con Serbia en la que era un fijo en el equipo de Sasa Djordjevic. Su rodilla se rompió en una acción simple; una penetración a canasta. «La pierna no me responde», dijo cuando enfilaba el camino del banquillo. La sensación le era conocida porque en 2013 se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha. El serbio estaba abatido en una etapa excelente de su vida. Iba a jugar el Mundial, acababa de renovar en el Unicaja y se había consolidado como uno de los hombres de referencia y estaba a punto de ser padre por segunda vez. Todo se fue al traste en aquella noche en Atenas...
Los primeros días tras la lesión fueron muy duros. El alero estaba abatido. Regresó a Belgrado al día siguiente de lesionarse y el 26 de agosto fue operado por el doctor Christian Fink, conocido como 'el médico de las estrellas' y que forma parte de un grupo de especialistas de la clínica Gelenkpunkt en la localidad de Innsbruck. Hasta allí se desplazaron el fisioterapeuta del Unicaja, Mario Bárbara, y el traumatólogo José Nogales para asistir a la operación. Milosavljevic no pudo reprimir las lágrimas al ver a todos ellos allí en pleno bajón anímico, según cuentan.
Bárbara se quedó con él en Austria durante una semana hasta que el jugador regresó al Belgrado. Allí comenzó la rehabilitación por fases. En la primera se trataba de controlar la inflamación, recuperar la movilidad y fortalecer la musculatura tras la operación, pero siempre con ciertas limitaciones impuestas por el cirujano que realizó la intervención en cuestiones de carga y movilidad. Un mes después de la operación comenzó la segunda fase, con sesiones de marcha, fortalecimiento y trabajo de fisioterapia, pero sin giros ni saltos.
Milosavljevic trabaja ahora ocho horas al día. «No puedo hablar amigo. Estoy en el tratamiento», responde cada vez que se le llama. Por la mañana acude a una clínica privada de Belgrado llamada Fizio Centar, que suele tratar a conocidos deportivas serbios, y por la tarde continúa con trabajo en la piscina y en el gimnasio. Todo el proceso lo lleva Filip Volsek, un fisioterapeuta vinculado al Estrella Roja y que también trabaja en el citado centro médico. Es curioso porque Milosavljevic es un ídolo en Belgrado, pero para los aficionados del Partizán...
Ahora vuelve de forma temporal a Málaga, estará sólo una semana, para ser evaluado, tal y como explica Bárbara, que está siguiendo día a día el trabajo que Milosavljevic está realizando. «La verdad es que estamos muy contentos porque las cosas marchan bien. Está trabajando con un gran profesional en Belgrado y está centrado en la recuperación. La próxima semana vamos a evaluar el estado de la rodilla, tanto yo como el doctor Nogales, que le realizará una evaluación clínica, y nosotros le haremos pruebas funcionales, de movilidad y fuerza. Con los resultados que tengamos tendremos un punto de referencia para ver el trabajo que tendrá que ir haciendo en la siguiente fase de la recuperación», explica.
Como se apuntó al principio, el impacto anímico de la lesión en el alero fue grande, pero ahora está con una gran motivación. En cualquier caso, todavía tardará unas semanas en volver de forma definitiva a Málaga, pues su mujer está a punto de dar a luz y tiene permiso del Unicaja para seguir en Belgrado. En este tipo de lesiones, el aspecto psicológico es clave porque aleja a los jugadores del día a día y porque realmente son graves, aunque Milosavljevic cuenta los días para volver. «Ahora está a tope de ganas y moral para regresar lo antes posible. Ve todos los partidos que jugamos y los comentamos. Quiere estar con los compañeros y nos dice que le parece que hay un gran equipo esta temporada. Habría encajado genial en el grupo y en la plantilla. Venir a Málaga va a ser una inyección de energía para él porque es un hombre muy positivo y un luchador dentro de la pista. Además, es un tipo muy querido en el vestuario», afirma Bárbara. El sábado 23 estará junto a sus compañeros en el banquillo para ver el partido ante el Bilbao Basket. Ahí volverá a sentirse jugador.
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