Sin margen de error

Ayer, los aciertos de Thompson y los continuos fallos en los tiros de los locales dieron la primera ventaja al Unicaja. Sin embargo, Luis Casimiro, en vez de profundizar en ella, prefirió dar pronto descanso a sus titulares y ya con los suplentes no fue lo mismo. El juego se igualó y el marcador también. En el segundo cuarto, esos suplentes dirigidos por Díaz dieron un nuevo tirón, que permitió al equipo llegar al descanso ocho puntos por delante. A pesar de ello, el Unicaja no podía estar contento con lo ocurrido, porque su ventaja era fruto del pobre porcentaje de los locales en tiros cómodos, tras una primera mitad en la que el Mónaco, con nueve posesiones más, había dominado el juego.

Como era de esperar, todo cambió después del descanso y el dominio de Lessort sobre Guerrero permitió a su equipo igualar enseguida. Tuvo que volver Díaz para intentar sostener a un equipo que se caía, a base de escaso físico, mala defensa, menos rebote y poquísimos tiros claros. Ya por detrás en el marcador, Casimiro se decidió por un equipo de 'pequeños' con Thompson como 'cinco'. A impulso de Lessort y rebote ofensivo tras rebote ofensivo, el cuadro francés entró en el último cuarto con cuatro puntos de ventaja. Casimiro abandonó la idea de jugar con 'pequeños' y dio entrada a Nzosa. No dio resultado el cambio, el Unicaja empezó a parecerse demasiado a sí mismo y se descolgó en el marcador tras una racha continua de contragolpes locales frente a un rival tambaleante. Sin opciones de victoria, el Unicaja hizo lo de siempre, para que un equipo que había anotado 31 puntos en el primer tiempo, se fuera a los habituales 90.