El miedo devora al Unicaja en Manresa (86-63)

Decía Ibon Navarro que su equipo debía igualar el nivel de energía del Manresa para poder ganar, pero quizá no era consciente de la realidad de la plantilla que tiene entre manos. El cataclismo comenzó desde el salto inicial y fue una tortura difícil de soportar para el aficionado malagueño. Es complicado ver a su equipo devorado por el miedo, pero eso es lo que le pasó al Unicaja, que fue incapaz de anotar una sola canasta en juego en los primeros 14 minutos de partido. Eran hombres contra niños, pero niños asustados. Los contragolpes, mates, triples y acciones de todo tipo se sucedían a un ritmo vertiginoso apabullando a los jugadores del conjunto malagueño. El primer cuarto seguramente pasará a la historia del Unicaja y puede que de esta Champions que a todos nos ha tocado soportar porque alguien lo decidió en un despacho este verano. El Unicaja recibió 29 puntos y sólo fue capaz de anotar cuatro tiros libres. Ni una sola canasta en juego en 18 lanzamientos...

Trató Ibon Navarro de recomponer a su equipo. Echó mano de Suárez, el único que ponía algo de lógica al juego, intentó una zona para parar el tsunami que se le había venido encima, pero nada... Sólo cuando el Baxi Manresa se relajó pudo el Unicaja sacar la cabeza del agua para respirar. Un 3-12 de parcial (36-17, min. 17) hizo pensar en que había vida en el conjunto cajista. Pero no. La segunda ola impactó otra vez y se llevó lo poco que quedaba del Unicaja. El Manresa bajó su altísimo ritmo, pero movió perfectamente el balón para encontrar cuatro triples liberados y lanzar otro golpe demoledor. Al descanso se llegó con un durísimo 47-21 y la sensación de que no sólo el partido se había acabado, sino también la eliminatoria.

Por desgracia, nada cambió tras el descanso, como confirmaron los triples de Thomasson y Pérez nada más comenzar la segunda parte (53-23). Aunque la intensidad del Unicaja era mejor y también podía anotar con más fluidez, la desventaja pesaba demasiado. Tampoco aprovechó el cuadro cajista cierta relajación o bajón de su rival, que en el minuto 26 ganaba 63-33... Barreiro fue de lo poco salvable del Unicaja. Estuvo más agresivo el gallego y, sobre todo, acertado, con 16 puntos sin fallo. Jugadores como Brizuela y Mooney estaban a otra cosa, superados y haciendo la guerra por su cuenta.

De ahí al final se trataba de salvar la honra, aunque esta se perdió en ese primer cuarto que pasará a la historia de desastres del Unicaja. El Manresa aflojó un poco, pero ni esto valió. Un detalle, a cinco minutos para el final, entre Mooney (0/6), Bouteille (0/6) y Brizuela (1/9) habían anotado dos puntos de 21 lanzamientos. Sí, lo han leído bien, 21 lanzamientos para dos puntos. Así es imposible y evidencia el mal juego del Unicaja.