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Tony Massenburg, a la izquierda, y Chris King, a la derecha, flanquean a Manolo Rubia en un entrenamiento en la temporada 1992-1993. SUR

Manolo Rubia: El final de un viaje apasionante en el Unicaja

EL ADIÓS DE MANOLO RUBIA ·

La persona que lo ha sido casi todo en la entidad cajista se jubila después de 34 años vinculado al club de su vida

Viernes, 30 de julio 2021, 00:46

Cuando Manolo Rubia salga hoy de Los Guindos pondrá fin a un viaje alucinante en el Unicaja, que no en el baloncesto, porque seguramente seguirá ligado de una u otra forma al deporte que le apasiona. Quizá esto último es lo que mejor define la ... relación que el exjugador, exdelegado y ya también exdirector deportivo ha tenido con el Unicaja y el deporte de la canasta: pasión.

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Nacido en Jimena de la Frontera en 1955, pueblo al que sigue peregrinando cada vez que puede, se mudó pronto a Málaga y en 1977 se puso ya la camiseta del Caja de Ronda, luego también jugó en Maristas y en el equipo de El Palo. Entrando en aquella rivalidad tan grande que había entonces, a Rubia no se le podía encasillar en 'uno u otro bando' porque era un hombre de baloncesto. Compaginó los partidos con su trabajo en la Fundación Deportiva. Ya en 1988 era delegado del Caja de Ronda y luego pasó a desempeñar esas funciones a tiempo completo. Fueron años fantásticos para el baloncesto en Málaga, de gran crecimiento y enorme pasión culminados con el subcampeonato de Liga.

Manolo Rubia lanza a canasta en un partido con el Caja de Ronda durante su etapa como jugador. SUR

En ese tiempo se empezó a forjar la figura del 'hombre para todo o' que resolvía cualquier problema, como explica Kenny Miller en el vídeo que se puede ver en Sur.es «Manolo siempre cuidaba de nosotros». Problemas en el más amplio sentido de la palabra. Eran otros tiempos, en los que los jugadores estadounidenses y extranjeros llegaban a una Málaga que era otro mundo para ellos. Rubia los llevaba, los traía y les daba de comer y los alojaba en su casa. Lo saben Joe Arlauckas, Kenny Miller o Mike Smith... A los extranjeros y a los españoles. Algunos todavía lo siguen haciendo cuando vienen a la ciudad. Como Quique Villalobos, ahora uno de los agentes más importantes del país y de Europa, que es como un hermano para él, y que en más de una ocasión le aconsejó que se jubilase mucho antes de lo que lo ha hecho, porque los últimos años no han sido fáciles.

Rubia era el señor Lobo de 'Pulp Fiction', el solucionador de problemas. Fue entonces cuando comenzó a construir una red de contactos insuperable basada en las buenas relaciones y la cordialidad que dan para un serial de anécdotas interminables. Valgan algunos ejemplos. Rubia fue capaz de sacar sin documentación del puerto de Algeciras un Bentley que Marcus Haislip había comprado en Estados Unidos y que le habían mandado por barco en un contenedor... La frase «Espérate que yo tengo un amigo en...» es un clásico de Manolo Rubia cuando surge un contratiempo. Fue esto lo que salvó de regresar a su país a un conocido representante de jugadores, que había perdido la cartera y toda la documentación la noche antes de fiesta por el centro de Málaga. Esos 'contactos' de Rubia permitieron que el susodicho se montase en un avión a la otra punta del mundo pasando todos los controles de los aeropuertos sin documentación alguna. Es algo imposible, pero no si tienes los contactos adecuados... Es por esto que la figura del directivo del Unicaja trascendía las fronteras. Favores que luego permitían por ejemplo, obtener información sobre un jugador, tramitar un pasaporte o solventar cualquier imprevisto de última hora para el equipo en cualquier parte de Europa. Sólo esto explica que pudiese acceder al vestuario de un equipo de la NBA, sentarse en los asientos de primera fila en un partido de la Liga estadounidense o estar presente en la ceremonia del Draft...

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Rubia y Doncic, en la ceremonia del Draft de la NBA cuando el prodigio esloveno fue elegido por los Dallas Mavericks. SUR

Precisamente por ese cuidado de los jugadores, el Manolo Rubia delegado fue figura clave del crecimiento del club y de los éxitos en la época dorada. «Le agradezco por cómo me trató cuando llegué a Málaga, por cómo me abrió las puertas de su familia y de su casa. Le agradezco la amistad que tenemos hasta el día de hoy; es una de las mejores personas que he conocido en el mundo del baloncesto», comentaba a SUR Pepe Sánchez, figura indiscutible del Unicaja campeón de todo. Esa capacidad de gestión le permitió dar el salto a la selección, con la que tocó la gloria en el Mundial de Japón y en la que también fue figura esencial.

Algunas de sus apuestas, no todas eso sí, supusieron las mejores operaciones del Unicaja en su historia con las ventas millonarias de Kuzmic, Dragic, Zoric o Freeland. La de Yannick Nzosa será la siguiente...

Tantos años en el negocio permitieron a Rubia trascender la figura del delegado. Era algo más, por eso el Unicaja lo designó director deportivo en 2011. El seguimiento de jugadores, el contacto con los agentes, y estar al día del mercado no era algo nuevo para él. Sin embargo, el Unicaja afrontaba ya un periodo de gran reajuste. Los resultados no fueron positivos, pero algunas de sus apuestas, no todas eso sí, supusieron algunas de las mejores operaciones del club en su historia con las ventas millonarias de jugadores como Kuzmic, Dragic, Zoric o Freeland. La situación se recondujo con la llegada de Plaza, pero ahí no hubo 'feeling' y desde el club se le 'aconsejó', a instancias del entrenador, dejar de viajar con el equipo. Fue un golpe bajo. Luego fue designado jefe de Operaciones y relevado de sus funciones como director deportivo en favor de Carlos Jiménez.

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Fueron los años más duros, cinco, porque, aunque su función era seguir jugadores y facilitar informes, no fueron tenidos en cuenta. Casi era invisible para muchos de los que hoy le felicitan por su trayectoria y su jubilación... Pensó entonces en dejarlo, aunque el baloncesto siempre le apasionó y eso lo mantuvo a flote. En diciembre de 2016 el corazón le dio un aviso, pero se recuperó satisfactoriamente para reanudar la marcha. Viajes a Estados Unidos pagados de su bolsillo para ver jugadores, también en la Liga de Verano de la NBA y, de pronto, el destino lo coloca en la primera línea de batalla hace dos años cuando Carlos Jiménez dejó la dirección deportiva del club.

No tardó en comprobar que el Unicaja no había cambiado demasiado. Imperaba la decisión del entrenador y por eso planteó su renuncia en varias ocasiones. La pandemia hizo que aguantase por petición de las más altas instancias, que han vuelto a recurrir a él durante la crisis institucional vivida estos meses. Ha estado al pie del cañón hasta el último día. Podría seguir, ganas no le faltan, pero se prometió a sí mismo que era el momento para su familia. Se acaba hoy un viaje formidable para Manolo Rubia en el Unicaja, pero no en el baloncesto porque eso sería imposible...

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