Un año de luces y sombras en el Unicaja

El duelo de hoy (18.30 horas, Movistar Deportes) ante el RETAbet Bilbao se ha vuelto del todo intrascendente, más allá de que pueda suponer probablemente la despedida de jugadores como Adams, Waczynski, Ejim, Simonovic y Elegar. Ni uno ni otro conjunto estarán en las próximas eliminatorias, y la competición a puerta vacía y el cansancio de haber jugado ya cuatro partidos en menos de una semana pueden deslucir más si cabe el espectáculo. El Unicaja pondrá así fin a un año de luces y sombras.

Sin duda, entre las luces del curso una de las más brillantes es el balance final competición por competición de las acabadas. Ahí el Unicaja no ha defraudado expectativas, aunque todo sea matizable. En la Copa fue subcampeón, y había que remontarse a la campaña 2008-09 para verle llegar tan lejos en un torneo que se le había vuelto maldito. Eso sí, lo hizo de local (aunque en el Carpena ya fracasó las otras tres veces que organizó la cita) y con un cuadro a priori muy propicio, ganando en cuartos al Casademont Zaragoza (90-86) y en semifinales de paliza al MoraBanc Andorra (59-92). En la final no pudo en ningún momento con uno de los mejores Real Madrid que se recuerdan (95-68). En la Liga estuvo a un paso de las semifinales, aunque en un formato que sin duda benefició la opción de sorpresa de los menos favoritos. En el duelo clave del martes, que de haber ganado le habría dado el pase poco después, tuvo al Baskonia contra las cuerdas en el cuarto final y en la prórroga, pero no lo remató y perdió (82-80). Sin ser una temporada muy negativa en cuanto a la gestión de los minutos finales de partidos igualados, en el partido clave del curso no estuvo a la altura. Ahora bien, pese al formato exprés de esta Fase Final Excepcional, todo apunta a que las semifinales estarán controladas por todos o una mayoría de los cuatro clubes de Euroliga, los mayores presupuestos, lo que da idea de la dificultad de la empresa que asumía el Unicaja.

En circunstancias normales el Unicaja no habría jugado Copa ni los 'play-off' ligueros. A la primera fue como anfitrión, porque no reunía los requisitos deportivos, y el coronavirus rescató también al equipo, noveno, al optar la ACB por un formato de doce equipos para su Fase Final Excepcional. De haber sido algo más tradicional la solución, de ocho, con cuartos de final y semifinales, no habría entrado. Esto relativiza los logros antes mencionados.

Capaz de perder en la pista del Manresa (79-69), el Murcia (82-74) o el Estudiantes (78-68), en la Liga ACB, o de ceder en Europa en las del Oldenburg (91-78), o el Trento (88-76) o, incluso, de ser apalizado en Burgos (77-60), en una de las peores actuaciones de la campaña, por momentos el Unicaja pareció más cómodo en las grandes batallas. En el torneo regular liguero venció en el Palau Blaugrana (95-105) o en las dos citas contra el Baskonia (77-78 y 82-72), y se impuso con rotundidad en Valencia (63-79). Esto habla a las claras de un conjunto del que se esperaba quizás algo más o una regularidad que no se dio, con una discretísima novena plaza liguera antes del parón,con doce triunfos y once derrotas y sin tener ni mucho menos amarrados los 'play-off'.

La temporada la marcó también la pandemia mundial, que va a condicionar la economía del futuro del club y del resto, y que impidió que el cuadro malagueño pudiera acabar su periplo en la Eurocup. Hubiera sido de los más beneficiados caso de hacerlo, porque era el único que no había sufrido la 'huida' de jugadores. Sin embargo, uno de los objetivos de la temporada, clasificarse para la Euroliga por esta vía (como finalista, si es que hubiera habido dos plazas en juego, o como campeón), quedó en agua de borrajas. El equipo, que fue cumpliendo en el torneo, tenía el factor cancha en cuartos de final ante el Reyer Venezia.

Además de que el enorme esfuerzo en la Copa pasó una factura sin precedentes en forma de lesiones, el Unicaja ha tenido esta temporada a tres jugadores con problemas de larga duración. La desgracia vivida en agosto en una rodilla con Milosavljevic le tuvo fuera todo el curso, mientras que Jaime Fernández estuvo mermado hasta parar y Toupane se lesionó en el tendón de aquiles.

La mayoría de los fichajes del proyecto durante el verano no han terminado de despuntar a lo largo del curso. La sensación es generalizada con casi todos los norteamericanos. Adams, con uno de los promedios anotadores más altos del equipo (12), ha sido más un jugador de 'highlights' que de ganar partidos. Muy intermitente y de rachas, al menos ha ofrecido más que Elegar, condicionado por el bajo número de asistencias para jugar en ataque bajo el aro, o el canadiense Ejim. Algo más cumplidores fueron Thompson, Gerun y Toupane, pero este también irregular y lastrado por una grave lesión.

Pero la plantilla del Unicaja ofrece muchos motivos para la esperanza. Creada en verano con un alto potencial físico para compensar la de la campaña anterior, se remodeló durante la misma con mucho criterio con Brizuela, Mekel, Bouteille y Simonovic, acudiendo en la mayoría de ocasiones a oportunidades espectaculares del mercado. Hay un núcleo amplio nacional muy interesante (Díaz, Jaime Fernández, Brizuela, Suárez, Guerrero, la opción de Francis Alonso y puede que Barreiro), la llegada de Mekel (si siguiera) le concede un plus al tener al fin un base organizador y, frente a un futuro económico incierto, el grupo está ya casi ultimado, con nueve jugadores con contrato.