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El Unicaja se prepara para regresar al trabajo esta semana, algo que hará de forma muy paulatina, porque las pruebas físicas podrían repartirse entre mañana y el jueves (los dos primeros días, con el grueso de nacionales, que están ya en la ciudad) y quizás ... el viernes comenzar los entrenamientos con más de un mes de margen antes del estreno oficial, el domingo 19 de setiembre, a las 20.00 horas, ante el recién ascendido Breogán.
Sin embargo, la vuelta a la actividad puede estar marcada por problemas arrastrados del curso anterior en una plantilla con sólo dos caras nuevas aún, las de Spissu (que al haber competido hasta la semana anterior en los Juegos de Tokio retrasará su incorporación) y Barreiro. Y es que Alberto Díaz, Carlos Suárez y Nzosa llegan mermados al regreso.
A sus 35 años, el capitán, Suárez, no termina de ver la luz al final del túnel. Sigue con problemas respecto a la última rotura de fibras que sufrió. Cabe recordar que la campaña 2020-21 fue una auténtica pesadilla para el veterano ala-pívot madrileño, recién anunciado su acuerdo de renovación hasta 2023 (en realidad acaba dentro de un año, con opción a otro más).
Hay que recordar que el jugador, al que Katsikaris considera vital en el equipo por su experiencia y lectura del juego, apenas tuvo continuidad la temporada anterior. Sólo pudo participar en 22 partidos, pero casi nunca en su mejor condición fisica y sin margen para ganarse la confianza de los minutos en las rotaciones. De hecho, su primera lesión fue en verano, lo que lastró ya su pretemporada.
También sufre secuelas a nivel físico Alberto Díaz, en su caso en el menisco de una rodilla. Se optó desde el club por un tratamiento conservador, que de momento no está ofreciendo los mejores resultados. Los problemas sufridos por el base la campaña anterior fueron de índole muscular, y cayó al regreso de la primera 'ventana FIBA' después de varias semanas jugando muchos minutos ante la ausencia de otros bases en el equipo.
La última de las situaciones preocupantes es la de Yannick Nzosa, lesionado en el adductor de la pierna izquierda y en la que tiene un edema. Aunque se fue a Estados Unidos este verano, casi no pudo entrenarse allí y trabaja con un tratamiento para recuperarse, con molestias también de pubis, un problema físico este que exige mucha paciencia. El congoleño ya fue baja el último mes y medio de competición y apunta a un rol de protagonista en esta campaña, la segunda ya en el plano profesional pese a su juventud (17 años).
Una temporada más, el Unicaja se ha topado con el problema de las lesiones. Hace justo un año contaba con el contratiempo de no poder empezar la competición oficial con dos de sus efectivos, que se recuperaban de sendas lesiones de larga duración. Fue el caso de Milosavljevic, que no llegó a jugar más con el cuadro malagueño y rescindió su contrato, y Jaime Fernández.
No sólo eso. Durante el curso sólo Brizuela, Abromaitis, Francis Alonso, Waczysnki, Thompson y Guerrero estuvieron para jugar todos los partidos. Nunca se dispuso del equipo al completo, con largos periodos de baja de Mekel, que pesaron mucho en el equilibrio de las rotaciones. Por ello esta campaña se quiere trabajar con especial mimo en el club en la prevención y recuperación de lesiones.
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