Katsikaris no frena la sangría del Unicaja

Aunque tuvo varios partidos en los que se vio un evidente paso adelante, la relajación ha vuelto a las filas cajistas en los últimos encuentros, culminados con esos 101 puntos recibidos ante el Hereda San Pablo Burgos en el encuentro del sábado. En palabras del propio técnico griego, la defensa de su equipo un «desastre los cuarenta minutos».

Falló el Unicaja en un encuentro clave para sus aspiraciones frente a un rival que venía mermado por el coronavirus, lo que no deja en buen jugar a los jugadores cajistas. Katsikaris introdujo ciertas variantes tácticas a su llegada al equipo, pero algunas han caído en desuso. Ante el Burgos, por ejemplo, el Unicaja vivió un calvario en la defensa de las jugadas de bloqueo y continuación, en las que encajó cerca de 50 puntos. El griego tuvo claro que con la configuración de plantilla y los pívots que tenía, debía introducir algún remedio ahí. Por ejemplo, ordenó a sus hombres altos no salir tanto a defender y quedarse a medio cambio del bloqueo o bien hundidos cerca del aro propio, para facilitar una mejor recuperación y posicionamiento defensivo. Esto último no se ha hecho ya en las últimas jornadas, donde el Unicaja ha sufrido con los pívots rivales, incluso cuando ganó como ante el Obradorio, como quedó reflejado en el partidazo de Steven Enoch (24 puntos y 8 rebotes). Ante el Burgos fueron Rivero y Sakho, con 26 y 16 puntos respectivamente.

Pero no es sólo un problema de los pívots, sino de la línea exterior, incapaz de frenar a los atacantes rivales, cómo se comprobó el sábado con McFadden y Renfroe. Los 'pequeños' del Unicaja no defienden nada. El griego también introdujo algunas variantes ahí, pero a tenor del rendimiento del equipo, su discurso no ha arraigado.

El Unicaja, por ejemplo, sorprendió en la Copa del Rey contra el Barcelona con distintas variantes tácticas, casi todas enfocadas en mejorar el rendimiento defensivo. Aquella zona que planteó al cuadro azulgrana con un quinteto alto con Suárez de alero para, entre otras cosas, dar consistencia al rebote, no se ha vuelto a ver. El madrileño está lesionado desde entonces y Katsikaris recuerda siempre que va a ser un jugador fundamental para él en el tramo final de la temporada, pero tiene otros elementos en la plantilla que pueden hacer esa función en su ausencia como alero alto. Abromaitis ya fue usado por Casimiro en esa posición, por ejemplo.

El caso es que el Unicaja encaja 84,6 puntos desde la llegada del griego al banquillo a mediados de enero, que curiosamente son tres puntos más por partido de los que recibía cuando estaba dirigido por Luis Casimiro. Es decir, las quejas de Katsikaris tras la derrota ante el Burgos tenían su fundamento. El griego no ha parado la sangría defensiva de un equipo, que acusa sobremanera su deficiente construcción.