No sé si somos conscientes de que la temporada que empieza este fin de semana es trascendental para el Unicaja, después de todo lo ocurrido este verano. Hemos tenido dos cambios de presidente – de Eduardo García a Sergio Corral y después Antonio Jesús López Nieto–, ... una crisis institucional abierta entre la Fundación Unicaja y el Banco, la salida de algunos históricos (Paco Alonso, Manolo Rubia o Juan José Navarro) y una variación de rumbo en Europa, al dejar la Eurocup para entrar en la Champions League de la FIBA. Todo ello unido a esta 'nueva normalidad' del coronavirus, que afecta de pleno también a los clubes. Una tormenta perfecta que ahora lo que necesita es que la pelotita entre, que el equipo tenga un buen rendimiento y así poder centrarnos en lo deportivo.
Entre las variables que no han cambiado está el entrenador, Fotis Katsikaris, que afronta su segunda temporada en el club, esta vez desde el principio. Resultó llamativo que en mayo, sin presidente en mando aún en el club, aunque ya pocos dudaban de que iba a ser López Nieto, la primera decisión fuese renovar al entrenador. Apenas una semana después de una temporada catastrófica, el griego tenía ya cerrado un acuerdo para las dos próximas temporadas.
Es señal desde luego de confianza en el trabajo de Katsikaris, que tendrá que demostrar este año que los dirigentes del club tomaron la mejor decisión. Con un balance de 9 victoria y 13 derrotas, su llegada no sirvió para encarrilar al Unicaja en una temporada muy complicada. Pero se considera que es el técnico adecuado «por su ética de trabajo y su estilo de juego», según el club. Si el nuevo presidente, el director deportivo o los jugadores van a estar este año de cambios en el foco, también el profesional de El Pireo.
El griego es un excelente entrenador, que ya sabe lo que es triunfar en la ACB, que ha dirigido a la selección de su país y que ha estado de ayudante en la NBA. Ahora está ante el reto de sacarle todo el partido a una plantilla repleta de talento que necesita conjuntarse como grupo. Mucha suerte.
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