Fotis Katsikaris está más cuestionado que nunca. La cúpula del Unicaja valora ya un posible relevo del griego al frente del equipo y el partido ... del próximo domingo contra el Bilbao Basket parece casi definitivo para su suerte al frente del equipo. La imagen que está dando el cuadro malagueño, agravada por la derrota en la Champions ante el Cluj Napoca, puede llevar a tomar una decisión compleja en términos económicos y deportivos.
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Su rueda de prensa al término del choque fue tan sincera como desesperada. El griego está al frente de un proyecto malparido por diferentes motivos, pero en este tipo de situaciones el entrenador suele ser el primer sacrificado. Lo sabe desde hace tiempo, aunque distintas variables han frenado cualquier decisión del Unicaja. Justo antes del parón por los casos de coronavirus que sufrió el equipo, los partidos ante el Bilbao y el Fuenlabrada aparecían como sus últimas oportunidades. Se aplazaron. Ahora, después de tres semanas, el equipo no ha mejorado nada y parece que ya no hay vuelta atrás. O la reacción es inmediata, o el Unicaja tendrá que afrontar una decisión incómoda.
Si Katsikaris no ha sido destituido antes es por una cuestión económica. El técnico no era del agrado de la actual consejo de administración. Lo sabe él y, casi se puede decir que lo sabe todo el mundo porque alguno de sus integrantes no se ha molestado en ocultarlo ni disimularlo. El ateniense firmó al comienzo del verano un contrato por dos temporadas garantizadas, sin corte. Es decir, que si el Unicaja decide prescindir de sus servicios tendrá que pasar por caja y pagar la totalidad del salario. El técnico puede estar entre el quinto o el sexto mejor pagado de la Liga y la cantidad que el Unicaja tendría que abonarle sería muy alta.
En el seno del club se confiaba en que la temporada fuese 'llevable' para poder llegar así a la siguiente campaña y acometer la deseada reestructuración de la plantilla con mucho dinero para fichar, con o sin Katsikaris al frente... Pero el desplome del equipo es total y ahora ya no hay margen de mejora. Es la hora de las decisiones de calado.
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Partiendo de la base de la descompensación de la plantilla, Katsikaris ha gestionado algunas cuestiones mal y eso es algo que también se lamenta en el seno del vestuario. Le quitó el mando del equipo a Jaime Fernández cuando era el MVP de la Liga, dio excesivo protagonismo a Cole y Brizuela, con el primero falto de compromiso y el segundo lejos de su nivel, y no dio con la tecla táctica para equilibrar el equipo con un uso muy limitado de Alberto Díaz. Al margen de estos asuntos de un perfil más técnico o táctico, la realidad es que los números son malos. El equipo hace semanas que perdió la opción de jugar la Copa del Rey y sólo ha ganado 7 partidos en 16 jornadas.
Es cierto que desde la directiva tampoco se han tomado las medidas que se precisaban, más allá de algunas charlas con los jugadores, que por repetitivas han dejado de tener el efecto deseado. Ya en noviembre se asumió que hacía falta un giro radical, quizá con al menos dos cambios, pero entonces no se quiso prescindir de Norris Cole, con el que el desencanto es ya total y que ha protagonizado más de un encontronazo con el entrenador, y no se fichó al pívot que hacía falta, que ha acabado llegando tres meses después y lesionado. Tampoco queda claro, si la directiva que encabeza Antonio López Nieto tiene capacidad de decisión sin el visto bueno de la propiedad. La Fundación Bancaria, con su presidente Braulio Medel a la cabeza, anda inmersa en problemas de todo tipo. Medel sí tuvo una implicación directa en el verano, reuniéndose incluso con Katsikaris, pero tampoco dio facilidades en la reordenación del equipo. Si hay que liberar dinero debe ser con su visto bueno.
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Pero los problemas del Unicaja van más allá. Si en Bilbao no se gana, el equipo se meterá de lleno en la lucha por la permanencia en la Liga Endesa. Terrenos pantanosos para una plantilla endeble física y mentalmente. Este asunto hila con el futuro del entrenador, porque si se decide a dar el paso, el club tendría que buscar un sustituto, que tendría un coste añadido. El mercado ofrece pocas alternativas (Dusko Ivanovic, Ibon Navarro...), aunque la opción de apostar por un entrenador de la casa también está sobre la mesa. Opciones hay: Antonio Herrera, Paco Aurioles, Ángel Cañete... Sin embargo, con el equipo mirando a la permanencia, también se es consciente de que entregarles a alguno de ellos el vestuario en una situación así sería un marrón enorme, máxime cuando el objetivo será ya no descender.
Como se puede comprobar, el panorama en el Unicaja no puede ser más complejo. Posiblemente el club se encuentre ante la mayor crisis de su historia reciente en términos deportivos, porque la realidad es que hace décadas que no se estaba tan mal. Los próximos días serán claves para averiguar qué decisión toma el club, que también tiene la opción de acometer una reestructuración profunda de la plantilla, con varios cambios, pero eso implicaría imaginación, tiempo y dinero, pero no se anda sobrado de los dos últimos factores.
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