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La cita es en La Recova, en la calle San Juan, por sugerencia del propio Joan Plaza (Barcelona, 1963), y le acompaña una copa de buen vino y muchos cestos antiguos (por analogía, 'ba-lon-ces-to') en su primera entrevista a este diario desde ... el fin de su ciclo en el Unicaja (2013-18) por el que, además de ganar la Eurocup (2017) y hacer del equipo campeón de invierno en la Liga ACB (2014-15), ha quedado como el técnico del club con más partidos oficiales dirigidos (la friolera de 325). El catalán, que ha estado algunos días en su casa de Torre de Benagalbón coincidiendo con la Copa del Rey, no tiene pelos en la lengua para hablar del cuadro malagueño, de sus opciones de regresar y lo da por campeón de antemano de la presente edición de la Champions.
-¿Con ganas de entrenar ya de nuevo?
-Sí.La experiencia en Atenas me ha ido muy bien. El año que estoy sin trabajar te genera dudas acerca de si estás capacitado o no para seguir entrenando. Grecia es muy distinta a la ACB en salarios y organización de la Liga, pero ha sido muy bueno demostrarme que sigo teniendo la capacidad, o que incuso la has mejorado. El equipo (el AEK), pese a las deudas, provenientes de diferentes conceptos, ha competido bien en Europa, y en la Liga, pese a que no lo hace con los mismos jugadores, estuvimos a dos o tres partidos de estar con los tres primeros. Perdimos de cinco en la pista del Olympiacos… pero ahora lo que me planteo es entrenar en España. Las opciones no pasan por volverme a ir. Lo que quiero es entrenar y en la ACB.
-¿Volvería al Unicaja si los caminos con ese club se cruzaran?
-Con algunos equipos tengo la sensación de que volveré a entrenarlos, y uno de ellos es el Unicaja. Ahora creo que Ibon (Navarro) es la persona perfecta para estar ahí. Va a ganar la Champions, así que va a haber otra banderola ahí colgada. Se va a batir el récord de partidos que ostento aquí. El ambiente del club es muy bueno, aunque alguno me recuerda que es porque el Málaga no va bien, pero está teniendo récords de asistencia también, y sin embargo, el Unicaja está llenando. Tengo un indicador de una serie de personas que, cuando las cosas iban mal, funcionaban bien, como Auxi, que se ocupa de los pasaportes del club, que me dice que el ambiente actual es sano. Si se diera la oportunidad de volver, pues evidentemente tengo una vinculación grande, casa en Málaga, percibo cariño de la gente… El otro día andando por La Cala del Moral, un paseo de una hora se compartió en otro de dos horas y cuarto, porque no tienes un no para nadie y la gente te recuerda con cariño. Pero esto es especular y le deseo que Ibon esté aquí muchos años.
El camino europeo del Unicaja
-¿Cree que va a ser imposible mantener el grueso de la plantilla del Unicaja por segundo año consecutivo?
-Creo que el jugador busca la calidad de vida. Yo, que he vivido en el extranjero, lo puedo constatar. He viajado a Milan con el Zenit y me he encontrado con Nedovic o Jeff Brooks, a los que dirigí en Málaga y me decían que lo que se daba en Málaga, una buena organización, buen clima y buen ambiente, se da en muy pocos lugares de Europa. Cuando el jugador ya ha vivido la experiencia de la Euroliga, lo que prima es esa calidad de vida que le da a su familia. Lo que deben hacer Juanma (Rodríguez) y el presidente es renovar las cosas a tiempo. Hay un número de jugadores (ocho) con contrato por más años, aunque sean cancelables, y de lo que se trata es de no tener miedo a algún corte si alguien no da el nivel, y seguir manteniendo la cuota de jugadores malagueños. Si hay un jugador con buen sueldo que se puede mejorar trayendo a alguien de fuera, hay que pasar el mal rato de hacer ese pequeño sacrificio para mantener el bloque. Desde fuera creo que el Unicaja lo va a hacer, me transmite esa imagen de seriedad, ya no sólo porque va segundo en la Liga ACB, sino por cómo juegan. Dan buenas sensaciones.
-Parece que no pasan los años por un buen jugador como Will Thomas cuando conoce bien el juego, ¿verdad?
-Sí, y ya lo tuve en el Zenit. Hay una serie de jugadores que son 'glue', como el pegamento. A lo mejor ya no aportan lo que antes hacían, pero son fundamentales en el vestuario. Ayudan a mantener bajo control a los nuevos, a apreciar la calidad de los entrenamientos, y él ejerce bien de eso. ¿Que al final de la temporada se valorará eso? Estoy seguro que si se le renovó, y si Ibon y Juanma pidieron que siguiera, es porque hay algo más que el aficionado y el periodista no perciben y es importante para el equilibrio del grupo.
Un pronóstico rotundo
-¿Se fue molesto con alguna persona del club en 2018?
-Visto ahora con perspectiva, estuve el tiempo que requería. Cuando llegué a Málaga me pidieron recuperar la afición, porque habían estado Aíto, Repesa y Chus Mateo y hacía falta volver al 'no hay billetes' a menudo, recuperar al jugador malagueño, que no había habido casi ninguno desde la época de Cabezas, Berni y Germán Gabriel, y estar de una forma regular en la Copa del Rey y los 'play-off'. Si eso podía dar pie a ganar algún título… En cinco años se logró que eso se diera. Malagueños asomaron la cabeza y se dio la alternativa a Alberto Díaz, que tras estar en Bilbao y Fuenlabrada parecía que podía ser un jugador más para cubrir el expediente, y no fue así. Le dieron el MVP de la Eurocup, y desde ahí a la selección de forma regular. Aunque fue una época de reestructuraciones en directivos y a nivel de grupo, creo que se cumplieron los objetivos. Si después de cinco años la gente sigue creyendo… Yo me veía capaz de seguir aportando. Pero también veía que si tengo el récord (de partidos) es también porque gente de un perfil grandioso que me precedieron como Boza Maljkovic o Sergio Scariolo, con menos tiempo que yo, ambos con casa aquí, a lo mejor también habrían querido seguir. Yo no tuve la sensación de que había alguien enfadado, sí la erosión del tiempo, que hace que el público demande caras nuevas…
-También los medios de comunicación.
-Y eso fue una lección de vida para mí. Muchas veces te centras tanto en lo que depende de ti, que el equipo funcione, que le das menos importancia a factores externos, pero has de saber cuidarlos mejor, a todos los niveles. Nunca rechacé una firma o una foto con un socio o fan que te para en la calle. A los periodistas les decía sólo que las entrevistas había que hacerlos en tiempo y forma sin quemarte, porque aparezcas mucho. Jugábamos 72 partidos, con 72 previas, y ruedas de prensa posteriores, y el protagonista ha de ser el jugador. Creo que fui honesto y me entregué y adelgacé lo que no está escrito. Devolví a la Euroliga al Unicaja.
Sobre su futuro
-¿Con qué personas tiene más contacto del club?
-Hay varias, Ángel Sánchez Cañete, Javi Salvo, Mario Bárbara. Con ellos mantengo mucho contacto cuando vienen a Barcelona o vengo yo aquí. El mismo Ibon Navarro. Cuando hay derrotas soy el primero en aparecer y hemos quedado para comer. Es el presidente del Sindicato de Entrenadores. Con Juanma (Rodríguez), más en su etapa en Sevilla; estuve cuando la despedida de Carlos Suárez; con Rosa Mariscal, Ignacio Almarcha… No soy nada pesado, prefiero que digan qué es de aquel...
-¿Recuerda alguna anécdota de su etapa en Málaga?
-Muchas, y a veces las recuerdo en alguna conferencia que doy o en mis clubes. A mis ayudantes en el AEK, griegos, les insistía en que fueran muy críticos conmigo y que no me dijeran que sí de forma gratuita. Les recordé lo que pasó en la penúltima temporada en Málaga. Me quité la barba después de la tercera campaña, para que mis ayudantes fueran más críticos, y si tienes ese cambio de 'look' después de 27 años con barba, era porque en mi paranoia pensaba que esa barba asustaba a los medios, fans y ayudantes, y me la quité para favorecer mi comunicación. Cuando vi que no era el caso en Navidad volví a ponérmela y enganchamos un periodo de muchas victoria consecutivas y ganamos la Eurocup sin el factor cancha en ninguna de las eliminatorias. En semifinales ante el Lokomotiv se repartieron en la grada ocho mil barbas… Trascendió tanto y fue por el deseo que los míos fueran más críticos. Podría hablar de más anécdotas y homenajes a mi salida, pero quiero recordar que la primera psicóloga (Alba López Pérez) que hay en el club, la pedí yo, y vuelve a estar ahora, tras pasar por la Academia Rafa Nadal. Tener un nutricionista (Paco Jaime) es algo que yo pedí y sigue estando. Son figuras que no anotan, pero dan solidez al proyecto, y estoy orgulloso. Ya no sólo el caso de Alberto Díaz, hay muchos detalles que mi vinculación con Málaga vaya a morir conmigo y tengo una foto en Badalona a solas en la grada porque me sentí muy orgulloso de que ese grupo ganara el título. Me sentía salpicado, contribuí con un pequeño granito de arena los años que estuve aquí.
-Ha estado viendo la Copa del Rey en Málaga. ¿Qué le ha llamado más la atención de ella?
-Vi una primera parte del torneo muy competida, muy buena. Los equipos son conscientes de que el primer partido da posibilidad de jugar semifinal y final y lo juegan como una final. El Tenerife fue el día y la noche de la manera en que jugó ante el Unicaja y como lo hizo el sábado ante el Barça. Había afrenta de hace meses y estaban especialmente motivados. Vi a un Barcelona más irregular de lo que requiere se campeón de una Copa del Rey y un Real Madrid que, sin ser una apisonadora, ha sido capaz de hacer prevalecer su fondo de armario. Su equipo ha estado muy bien gestionado los tres días.
-Vemos muchas finales Real Madrid-Barcelona en los últimos tiempos. También en la Liga. ¿Es esto un mal síntoma?
-Creo que el Unicaja, el Tenerife y el Valencia, del que esperaba algo más, se van a acercando. Ya lo hizo el año pasado el Unicaja. Son equipos que tienen una línea de trabajo. El Unicaja, con la apuesta que ha hecho Juanma Rodríguez con Ibon Navarro, con una estructura de equipo con una base de siete u ocho jugadores es una buena apuesta para creer que se puede competir por una Copa, una Champions o una Liga. Prevalecen Barcelona y Madrid, que es lo que demandan los medios, pero hay rivales en condiciones de darles un susto.
-De lo que tampoco cabe duda es de que en Málaga la Copa del Rey tiene un brillo especial, ¿verdad?
-Me decían estos días que no aprendemos la lección en Málaga, porque cada vez que organizamos la Copa perdemos y a las primeras de cambio. Pero el otro día me sentí muy orgulloso de ver la foto de la panorámica de la calle Larios inundada de mil colores con aficionados. Eso es algo que mejora la ciudad y el nivel de tolerancia. Vengo de un país (Grecia, ha sido destituido en enero en el AEK Atenas) en el que la Copa se juega en Creta, en una isla, para evitar que vayan más aficionados y se puedan pelear entre ellos… Ahora bien, que organizar un torneo en casa pueda darte un plus como equipo… no. Se ha demostrado que no es así, sino que casi siempre es lo contrario. La presión de jugar en casa y tener que ganar no es fácil sobrellevarla.
-Ha entrenado en Lituania, Rusia y Grecia. Habrá podido comprobar que el nivel medio de la ACB no se da en otro liga europea, ¿no?
-No. Estamos muy lejos, y ellos lo reconocen. Dicen que España es como una especie de oasis. La organización de la Liga ACB, aunque todo es mejorable. está a años luz de cualquier otra liga. La que más se puede acercar es la alemana. Esa imagen de tolerancia entre aficiones, exigencia a nivel contractual, derechos de televisión, Cuando fui el primero en salir a un equipo de Euroliga, parecía como una utopía que el entrenador pudiera hacerlo, pero ahora ya están Laso y Xavi Pascual. El nivel de los técnicos españoles es altísimo, por encima de la media europea, porque está muy acostumbrado a hacer de pocas cosas un equipo serio, estable. Y que en Grecia o en Rusia el primero pueda perder contra el último es también otra utopía. Y hay partidos con 300 o 400 personas en Grecia, y eso en España...Se requiere un aforo mínimo de 5.000 en los pabellones. Aun así nos quejamos aquí y queremos un poco más.
-¿Ve una fusión de la Eurocup y la Champions de una forma inminente?
-Probablemente es el futuro, y más si la Euroliga, como dicen, crece y se expande a Dubái. Será un torneo más alla de Europa, y los equipos de Eurocup irán más a un torneo de formato FIBA. La Champions está bien organizada, con unos emolumentos atractivos, buenos descansos, y en cinco o diez años puede toserle a la Euroliga. Y en esta edición ya le adelanto que ganará el Unicaja, con bastantes posibilidades. Después de estar yo en el torneo. Lo digo con conocimiento desde causa. Nos fuimos invictos (con el AEK) hasta el 22 de diciembre y viendo lo que he visto, el Unicaja tiene todas las de ganar, sobre todo si no se organiza la Final Four aquí otra vez (risas)…
-Y no va a ser aquí este año…
-Sí, porque ya se hizo el año pasado… Tenerife, Hapoel (Jerusalén) son, como mucho, los otros candidatos, y el Unicaja, por calidad, tiene todas las de ganar.
Su salida del Unicaja en 2018
-No es quien debe decidirlo, por supuesto, pero ¿no le parece que el Unicaja debería plantearse seriamente el regreso a la Euroliga, aun con los inconvenientes que implica?
-Creo que en su día ya sufrimos ese descenso, que nos sacó de la Euroliga, pero al ganar la Eurocup se volvió por un año… El club tiene la organización para ser un equipo de Euroliga cien por cien. Están en el Valencia y el Baskonia, pero uno de los problemas de la Euroliga es que está viendo que este año la Final Four de la Champions la pueden jugar tres equipos españoles, y la final de la Eurocup puede ser un Joventut-Gran Canaria, pero la Euroliga no puede convertirse en una franquicia de la ACB con cinco o seis equipos y otros países con uno. ¿Cómo lo argumentas? De ahí que se pretenda la entrada de París y Londres. La estructura del Unicaja puede soportar los viajes, organización y hasta un bache de presupuesto. También digo que a Champions va a crecer y alguno de Euroliga se propone jugar el torneo FIBA, sobre todo por calendario. Si Valencia pierde la licencia el próximo verano, pero como está construyendo un pabellón de 20.000 espectadores, a la Euroliga le interesa y ha de escoger.
Joan Plaza es un entrenador atipico. Perfil cultivado, nos recibe con un libro, y ha publicado ya dos, 'Las mantas de Angelina' y 'Despertar a tiempo'. Ahora, como reconoció a este periódico, tiene muy avanzado un tercero, que espera que salga a la luz antes de que acabe el año y cuyo argumento versa «sobre un psicólogo que es psicoanalizado por una empleada de la limpieza», y que además muestra muchos escenarios de Málaga y Rincón de la Victoria.
Además, el técnico catalán tiene el guión de un cortometraje pendiente de que una productora le dé el empujón definitivo. Todo empezó casi por accidente, como reconoce. En una conversación con el exdirector del Festival de Cine de Málaga, este le planteó que tenía talento y capacidad para preparar uno, y al final el que surgió de su creatividad era más una novela corta, como le reconoció el director malagueño Enrique García, con cuya ayuda se transformó en un guión de cortometraje. Más tarde, por sorpresa, una productora valenciana se interesó por su material, pero quería ambientarlo y rodarlo allí, lo que lo frustró. La historia del corto se divide entre Málaga y Ciudad Real, como confesó Plaza.
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