La buena dinámica del Unicaja en el primer tramo de la temporada ha disparado la ilusión de los aficionados malagueños que están esperanzados con revivir éxitos pasados. El equipo es tercero en la Liga Endesa, primero de su grupo en la Champions y ya clasificado ... para el 'Top-16'. Mientras se elogian las actuaciones individuales de varios jugadores conviene también poner el foco en el entrenador. Ibon Navarro ha logrado la conjunción y el buen funcionamiento de un grupo casi nuevo y que en verano se diseñó muy a su gusto y en función del estilo que quería desplegar esta temporada.
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El futuro del entrenador vasco en Málaga estará ligado a la trayectoria del equipo. Es algo obvio, pero en su caso la clasificación es la que decide si la renovación es automática. Cuando llegó al Unicaja en sustitución de Fotis Katsikaris firmó un contrato por dos temporadas en formato de uno más uno. Ese acuerdo esta repleto de cláusulas que dejaban margen de maniobra al club para decidir cara al futuro. El Unicaja venía de un proceso complejo con Katsikaris y un contrato por dos campañas garantizadas que luego resultó ser un problema para su desvinculación. El técnico quería cobrar todo lo que le quedaba pendiente, fue relegado a un trabajo de oficina y finalmente se llegó a un acuerdo de rescisión.
Con Navarro se empleó otro formato. La temporada pasada ese acuerdo estaba vinculado a la clasificación. Como llegó con el equipo bordeando el descenso se puso un objetivo bajo que cumplió. A pesar de eso, las partes analizaron la situación y se decidió la continuidad, a pesar de que el final de la liga fue muy malo. El nombre de Pedro Martínez sonó fuerte en las oficinas de Los Guindos como alternativa, pero Navarro encontró respaldos, principalmente en el director deportivo, Juanma Rodríguez, aunque otras voces apuntaban por un cambio. Martínez siempre gustó. El tiempo ha hecho buena esa apuesta, al menos por ahora.
El caso es que la trayectoria actual del Unicaja implicaría la renovación automática de Ibon Navarro para la próxima campaña. Algunas fuentes indicaron que si el equipo acaba entre los siete primeros, el vitoriano tendría asegurada la continuidad. Otras, por el contrario, elevaron la exigencia hasta los cuatro primeros clasificados. Sea como fuere, ahora mismo se dan las condiciones de forma holgada para que siga.
Esto es una simulación si la Liga acabase ahora, pues será en junio cuando habrá que repasar los contratos y evaluar la situación en función de la trayectoria del equipo en ese momento. A pesar de esto, estas cláusulas no dejan de ser herramientas para que el club tenga margen de maniobra dentro del contrato. A nadie se le escapa que si el Unicaja hace un buen final de temporada, da la cara en la Copa del Rey y llega lejos en la Champions League, el entrenador tendrá muchas papeletas para cumplir una campaña más, independientemente de si se cumplen a rajatabla los términos firmados en su día.
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Más allá de lo pactado, en el seno del club malagueño hay satisfacción con el trabajo que el vasco está realizando. Durante el verano se implicó al máximo en la planificación, pues es un buen conocedor del mercado. Con el equipo hecho casi desde cero ha conseguido una buena conjunción, un estilo claramente identificable, que da resultados y que conecta con la grada. De momento los resultados acompañan y la clasificación le respalda, pero será en junio cuando llegará la evaluación final. La temporada es larga y es clave cómo se acaba más que cómo empieza.
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