Sin haber roto un plato

Sin embargo, aquí no hay nada que guardar. Desde el principio y cada dos días hay algo más en juego, el cansancio y el estrés se acumula, la tensión en la cancha va en aumento, y los golpes y los riesgos de lesiones también. Lo pudimos ver entre el Baskonia y el Barcelona, el partido más duro y tenso vivido hasta este quinto día de competición por lo que ambos se jugaban, lleno de lances, golpes y sobresaltos.

Visto lo visto, y como ya se sabía, la condición física de los equipos y las lesiones que se puedan producir van a ser determinantes, llegar sanos resultará absolutamente decisivo. El protagonismo de preparadores físicos, 'fisios' y médicos va a ser aún mayor que el habitual. Recuperar golpes, esguinces, lesiones musculares.... con tampoco tiempo les obligarán a rozar el milagro.

El Unicaja ganó al Joventut como si de un trámite se tratara, yendo de menos a más, esperando que se impusiera su mayor profundidad de banquillo y su teórica superioridad con la inspiración y el talento de sus hombres. Después de muchos intercambios de canastas fue Bouteille, con cara de no haber roto nunca un plato, quién nos maravilló a propios y extraños en el último cuarto marcando la diferencia definitiva con el rival, lo que le aupa aún más en su proyección y caché. La victoria junto a la salud de la que goza la plantilla deja las puertas abiertas al optimismo.

A Dani Hierrezuelo le volvió a tocar el marrón de pitar al equipo de su ciudad pero como era de esperar lo salvó con sobresaliente, un arbitraje del que otros deberían tomar buena nota, controlando totalmente el partido, permitiendo jugar y sin excesivas interrupciones.