El Joventut, fundado en 1930, se ha mantenido siempre en la máxima categoría del baloncesto español. En las vitrinas de un histórico como la 'Penya' figura una Euroliga, cuatro Ligas, ocho Copas, dos Copa Korac, una Eurocup y una FIBA EuroChallenge. Sin embargo, al final de la temporada 2017-18 su futuro pendía de un hilo, y los aficionados se disponían a poner de su bolsillo dinero para desatascar una subvención municipal al club.
En marzo de 2018 se llegó a abordar en una asamblea la disolución del club. Deportivamente, el equipo llegó a ir colista en la Liga ACB, pero remontó, a pesar de que los jugadores estuvieron hasta tres meses sin cobrar. La salvación real al club presidido por el exjugador Juanan Morales estuvo en el octavo hombre más rico de España, el catalán Víctor Grifols Roura, que dirige un emporio farmacéutico –más de 3.800 millones de euros–. Su grupo empresarial se comprometió a cubrir la ampliación de capital del club de 3,7 millones (61.000 nuevas acciones de 60 euros cada una) con la que se resolvieron los acuciantes problemas. La inversión se hizo a través de la holandesa Scranton Enterprises, que tiene el 8,6% de las acciones de la multinacional Grifols.
Los Grifols (de izquierda a derecha: Víctor Grifols Roura, su hijo Víctor Grifols Deu, y su hermano Raimon Grifols Roura).
EFE
Una de las grandes dinastías empresariales de Cataluña, los Grifols hicieron fortuna en los años cuarenta, con un negocio con un banco de sangre privado, de ahí que se conociera a la familia como los 'vampiros de Sarriá'. Ironías del destino, el fundador del emporio, Josep Antoni Grifols, murió de leucemia. En la actualidad, el negocio ha evolucionado a ser el líder mundial en la producción de derivados del plasma. La empresa fue la única del Ibex 35 que mantuvo sus oficinas centrales en Cataluña tras el referéndum ilegal del 1-O, aunque haya filiales fuera.
A pesar de la inyección salvadora de los Grifols, el club no ha logrado ingresos por un patrocinador principal que dé nombre al Joventut –Probitas, la fundación auspiciada por Grifols, sólo está presente en la camiseta– y, como el, resto de entidades no cuenta con los beneficios de la venta de entradas y abonos.
Pero el Joventut amaga con reverdecer laureles. La gestión de su director deportivo, Jordi Martí, para recomponer la plantilla este verano, ha permitido ser reconocido unánimemente por la crítica como la que mejor se ha reforzado. La clave fue convencer a Tomic, cuya familia quería quedarse en Barcelona, aunque antes se buscaba a un pívot muy diferente como Wiley, del Gran Canaria.
El regreso de Bassas (San Pablo Burgos) y de Pau Ribas (Barça) se suma a la incorporación e Brodziansky por el que se pagaron unos 150.000 euros. Pero para Martí «nosotros tenemos dos fichajes más, en realidad, que son Shawn Dawson y Simon Birgander, que estaban lesionados». Ademas, se ha logrado retener el talento de la casa (Dimitrijevic, Zagars, López-Arostegui, Ventura, Parra, Arnau Parrado) , de ahí el optimismo en el crecimiento deportivo de la entidad.
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