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Dejan Todorovic, Luis Conde, Pozas, Abrines, Lima, Kuzmic, Alberto Díaz, Faverani, Romaric, Alfonso Sánchez, Okouo, Karahodzic, Soluade y, sobre todo, Domantas Sabonis... ahora convertido en ... una estrella de la NBA en las filas de los Indiana Pacers. El denominador común de todos estos nombres es haber pasado de una forma más o menos prolongada por el Clínicas Rincón Axarquía, durante años constituido en filial del Unicaja en la LEB Plata.
Pero hace algo más de un lustro, en junio de 2016, el club de Los Guindos decidió desvincularse y se quedó sin ese escalón previo para el salto a una plantilla profesional. La idea inicial era situar en la LEB Plata al equipo júnior, pero nunca se llegó a hacer realidad. El debate acerca de la cantera será también otro de los aspectos importantes que deberá analizar el nuevo presidente del Unicaja, Antonio Jesús López Nieto, después de que en las últimas semanas se haya producido la constatación de otra generación perdida.
En pocos días se ha encadenado la salida de Jeffrey Godspower y de los hermanos cordobeses Pablo e Ismael Tamba. El primero de ellos, internacional sub-19 y que había firmado hace un año su primer contrato en el Unicaja, fue cedido al Marbella, pero ahora deja la entidad para marcharse al Ciudad de Ponferrada, también de la LEB Plata. Mientras, Pablo Tamba jugará en la universidad estadounidense de Idaho State, e Ismael, en el Zamora, también del tercer escalón nacional (LEB Plata).
En el Unicaja y en el Marbella no hay gran satisfacción con los resultados deportivos de la colaboración firmada la pasada campaña para la cesión de tres de sus jugadores más cercanos al profesionalismo: Pablo Sánchez, Godspower e Ismael Tamba. El primero y el último de ellos ya han debutado con el primer equipo cajista, de forma efímera, y en el caso del linarense Pablo Sánchez fue el más joven de la historia en hacerlo, con sólo 16 años y 9 días. De momento su futuro también sigue siendo una incógnita, con la posibilidad de quedarse entrenándose con el equipo profesional, que podría llegar a tener catorce efectivos con el fichaje esperado de un pívot, o salir cedido a la LEB Plata para que goce de mas minutos.
El único indiscutible, la noticia más positiva del paupérrimo curso anterior en el Unicaja, es Yannick Nzosa, al que se le mejoró el contrato tras emerger con enorme fuerza en la élite, aunque unos problemas de pubis le han frenado en los últimos meses (incluso ha tenido que regresar de Estados Unidos, a un campus al que acudió) y podría no poder comenzar la temporada con normalidad.
Así las cosas, el debate vuelve a estar claro sobre la mesa: ¿Le interesa al Unicaja no disponer de un filial o de un club conveniado en el que foguear a sus jugadores juveniles o de mayor edad emergentes? ¿Hasta qué punto el salto entre el júnior de la EBA y el primer equipo es insalvable siendo un gran talento? La vertiente económica no se puede obviar, máxime cuando la entidad ha perdido la subvención de la Fundación Bancaria al primer equipo. Aunque no ha retirado la partida a la cantera, la merma ha de notarse de cualquier manera.
Antes de la pandemia en el Unicaja existía de nuevo un deseo firme de volver a tener un equipo en la LEB Plata, pero los problemas económicos que ha provocado la crisis sanitaria, con pabellones vacíos, y los malos resultados deportivos y cambios institucionales han enterrado estas intenciones, a falta de conocer el parecer de López Nieto.
En la plantilla júnior del Unicaja de la pasada campaña, entrenado por Antonio Herrera y que compitió en la Liga EBA, la mayoría de jugadores cumplen contrato y van a dejar el club. Rafa Santos puede ser el único que continúe entre ellos, pero no otro base, Bernard Edokpayi; el escolta Pierre Sene, el alero Yakub Coulibaly y los interiores Daniil Shelist y Pablo León. Al final otra hornada que sale sin dejar demasiada huella y la sensación de que tras la generación de 1980 (Berni Rodríguez, Cabezas y Germán Gabriel) a la cantera le cuesta mucho instalarse en el primer equipo.
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