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Fran Vázquez: «La clave de este Unicaja es que tiene un 'feeling' increíble en la pista»Sencillo y humilde, parecería que Fran Vázquez (Chantada, Lugo, 1983) no es el máximo taponador de todos los tiempos de la Liga ACB o el tercer reboteador y quinto jugador con más partidos (342) en el Unicaja, donde ha regresado hace unos meses como entrenador ... de tecnificación. A compartir todos sus conocimientos de una larga carrera que transcurrió por el cuadro malagueño (tres ciclos, 2001-03, 2004-05 y 2012-16), Bilbao (2003), Gran Canaria (2003-04), Girona (2005-06), Barça (2006-12), Tenerife (2016-18) y Zaragoza (2018-20). En una larga charla con SUR analiza al Unicaja actual y repasa su trayectoria.
–¿En qué consiste su labor actual?
–Todo comenzó porque trabajé con 'Yanku' (Sima) y Yannick (Nzosa) todo el verano y, a partir de ahí, hablé con el club sobre el 'timing', entrenamientos... Cuando Ibon (Navarro) necesita mis servicios me avisa, sobre todo en semanas 'largas', para trabajar con jugadores de una forma más específica, en especial con pívots' en el poste bajo. Les insisto dónde seguir mejorando y trabajando.
–¿Hasta qué punto a un profesional como Sima, ya rodado en la élite, se le puede enseñar?
–No es tanto enseñar, sino mostrarle cosas cuando un jugador está en un momento bajo, o en un mismo partido pierde la conexión. Son trucos para que se activen cuando tienen una mala racha o no se encuentran a gusto con su juego, enseñarles otras vías o devolverles la confianza. Yankuba no es un jugador que tire mucho desde fuera, pero sí nos ayuda en el 'pick and roll', en defensa. Y si no está bien se le nota. Son pequeños detalles que nosotros, como exjugadores y desde la grada, vemos.
–¿Por dónde está su mejora?
–Es joven y puede seguir progresando. Tiene muy buena mano desde cuatro o cinco metros y en eso estamos trabajando, pero no queremos que se obsesione con eso. Hoy los pívots tiran mucho por fuera, e intentamos que no se pierda ese trabajo por dentro.
–Háblenos de Nzosa...
–Trabajo con él como un 'cuatro' tirador, algo abierto, no tanto como un 'cinco'. Esto necesita un trabajo continuo, que no se quede sólo en el verano. Con él trabajamos también a nivel mental, tras el tema del Draft y las lesiones. Había que resetear esa mente, darle confianza y quitarle exigencia. Es una labor bonita y estoy contento con la evolución que va teniendo ahora (en el Estudiantes en la LEB Oro).
–¿Se ve entrenando algún día?
–Nunca te puedes cerrar puertas a algo, pero no me veo cogiendo un equipo. Necesito aprender, seguir formándome, pero sí me gusta ser un entrenador personal, a nivel de técnica individual, quizás abriendo mi campo a canteranos.
–¿Cómo está viendo a este Unicaja de los trece triunfos seguidos en la Liga ACB, récord histórico?
–La clave de este Unicaja es que hay un 'feeling' increíble en la pista, y esto es muy bueno. Todos queremos títulos, pero te tienes que enfrentar para eso a rivales que te ponen las cosas muy difíciles, y ellos han demostrado ya, como en la Copa del año pasado, que pueden competir ante cualquiera. Este equipo en ningún momento baja los brazos, y acaba agotado, hace su trabajo, agota toda la energía. Las victorias gustan más que las derrotas, pero estas llegarán y servirán para activarnos y ver dónde no se puede fallar.
–¿Cómo describiría el juego del Unicaja a alguien que no lo ha visto?
–Me gusta, porque es divertido. Yo fui un jugador defensivo, y veo a este equipo que defiende, que Alberto (Díaz) se tira a por el balón, y como aficionado te gusta. Los catorce luchan, sudan la camiseta. No seis, como en muchos equipos. Están tan involucrados que te gusta verlo, y se divierten jugando. Esto al final no deja de ser un juego. Me lo decía Sima: estoy haciendo las cosas y, además, me estoy divirtiendo.
–¿Hacia esa dirección va el baloncesto moderno?
–Sí. Esto ha evolucionado bastante, en lo físico y en posicionamiento en el campo. No hay tantos pívots que juegan por dentro, sino que les gusta más tirar por fuera. El 'small boys' de los Golden State Warriors. Es esa la progresión. Tenemos a Will (Thomas) que nos da muchas cosas y nos abre el campo, aunque anote cuatro puntos.
–A Will no hay que enseñarle muchos movimientos en el poste bajo...
–(Risas) No, la verdad es que no... Pero hablo con él y le digo cosas, sobre todo cuando veo a los equipos cerrados. Él lo acepta, pero ya sabe cómo jugar.
–Ya comentó el técnico del último rival, Luis Guil, que el Unicaja era una plantilla de nivel medio de Euroliga. ¿Se le queda pequeña al club la BCL?
–Pero la BCL no es ya una competición nueva. Yo la jugué entonces. Había rivales muy fáciles, pero ahora son iguales de exigentes y para volver a enganchar a la gente hay que dar un paso atrás... Queremos que el Unicaja esté en lo más alto en todas las competiciones, pero también hay que saber en qué momento. Hay que ver en qué situación estaba el club hace unos meses.
–Hablemos de usted, de su carrera. Lo primero que quería preguntarle es por qué no prosperó eso de ser portero de fútbol...
–Empecé a jugar al baloncesto a los 13 años. Más pequeño jugaba al fútbol en el colegio e hice taekwondo. Pero entré en unas escuelas deportivas, porque era alto, medía 1,90 metros... Estaba bien tirarse al suelo, pero llegaba un momento en que no parabas. Creo que el baloncesto fue mi mejor elección.
–Sigue siendo el máximo taponador de la Liga, con 337. ¿Es un orgullo mantenerse ahí después de retirado?
–Si me llegan a decir que iba a ser el máximo taponador de la ACB cuando empecé a jugar le habría dicho a quien fuera que estaba loco. No lo esperaba. Por eso es un orgullo. Superé a Fernando Romay, una institución de la ACB, y estoy muy contento y agradecido a todos los clubes en los que he defendido su camiseta.
–Y si hubiera medido 2,18...
–Es como todo. Con mejor mano habría metido más triples... El baloncesto ha evolucionado y ahora los jugadores son más atléticos. Al final de mi carrera había gente que saltaba el doble que yo. No por ser muy alto es más fácil taponar. Es el 'timing'. No se nace, hay que entrenarlo. No son tanto los tapones, sino cuántos tiros he cambiado. Tienes que estar activo todo el rato, y lo más importante es la actitud de querer ir. A veces no tocabas el balón, pero era un rebote defensivo.
–Ganó la Euroliga con el Barça, fue MVP de la Copa de 2010 y tiene hasta un 'triple doble' (11 puntos, 10 rebotes y 12 tapones) en la ACB, de azulgrana ante el Valladolid. ¿Con qué se queda?
–Todos los títulos son importantes, pues tuve la suerte de estar con jugadores que me ayudaron a ello, pero si tengo que elegir uno me quedo con la Copa que gané con el Unicaja. Fue la primera, era muy joven y también por cómo llegamos allí.
–En 2005 fue elegido en el puesto 11º del Draft por Orlando Magic, pero no se fue a la NBA. ¿Se arrepiente ahora de la decisión?
–Sigo pensando igual. Fue por cuestiones personales. Todo lo que conseguí en mi carrera, tantos años a alto nivel en una Liga tan exigente, me llena de orgullo. Viví cosas buenas y malas. No me arrepiento, soy una persona muy familiar y prefiero que mi familia esté bien.
–¿Es cierto que se llevaba mal con los hermanos Gasol?
–No. No sé de dónde salió eso. Siempre que fui a la selección era porque me sentía bien. Eran decisiones mías. La exigencia de una temporada mi cuerpo no la aguantaba tan bien como otros jugadores y necesitaba descansar. Y, además, qué le voy a contar, la selección, cuando estaba sin mí ha ganado (risas). La última vez que fui también contribuí en las ventanas FIBA a que se llegara a ganar el Mundial. Me siento partícipe de eso.
–¿Por qué decidió vivir en Málaga?
–Llegué aquí muy joven. Mi mujer es malagueña, y eso tira. Tengo muchos amigos y conozco el club. No es empezar de cero. En Barcelona estuve a gusto, pero aquí eché raíces.
–Ha invertido mucho con sus ingresos. ¿Qué le recomendaría al jugador actual sobre eso?
–Que hay momentos para la diversión, pero también que hay que saber que hay un momento en que tu cuerpo te dice que paras de competir y hay que tener un colchón para vivir holgado. No hay que dejar de estudiar de joven. Y si gano diez no puedo gastar doce. Ocho para el bolsillo. Cuando era joven me asesoraban mis padres, que sabían decirme cuándo gastar, pero luego pude ayudarles y me busqué gente de confianza que me asesorara.
–¿Habrá un nuevo Vázquez jugador?
-Tengo un hijo que hoy ha cumplido 12 años que está jugando en Los Guindos. Es alto, pero no juega porque le haya obligado. Es una educación que les inculqué de hacer deporte. No le cerré puertas a nada. Como padre estoy orgulloso de que siga mis pasos, pero mi única obsesión es que estudie. Tuve la suerte de que me vio jugar, retirarme y defender la camiseta de la selección. Pocos jugadores pueden decir esto.
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