El fichaje de Huertas por el Unicaja estuvo medio cerrado hace seis años

El Unicaja andaba a la búsqueda de un base tras el fiasco de Oliver Lafayette, al que no se renovó por bajo rendimiento, y tras la marcha de Kyle Fogg al baloncesto chino. Joan Plaza, había dado el visto bueno a su llegada. No obstante, Huertas, ya con 34 años ofrecía dudas por su veteranía y falta de actividad en los meses previos. Llegaba de dos años en la NBA sin demasiado protagonismo, ni en los Lakers, ni menos aún en los Rockets, a donde fue traspasado a finales de febrero previo y cortado.

El jugador estaba en el mercado y quién podía pensar entonces que llegaría a 2023 con su nivel de prestaciones actual. «Con 40 años está mejor que con 28», se sinceró incluso el viernes Ibon Navarro, en relación a que no encuentra fórmula sencillas para frenarle, que no dote de pases por dentro a Shermadini o que no imponga su ritmo y dirección.

Pero el contrato del fichaje de Marcelinho Huertas por el Unicaja se quedó en un cajón arrumbado. Gerard Darnés era su representante y la propuesta estaba en torno a los 750.000 euros, la mitad de lo que ganaba en la NBA, por un año. Al final tuvo más peso la gestión de otro agente, Claudio Villanueva, el artífice de la llegada de numerosos argentinos y brasileños al Baskonia. Este medió por deseo expreso de Prigioni, que era en ese momento el entrenador del Baskonia, y se cerró un acuerdo por 1,4 millones por dos campañas para su regreso (ya había jugado allí entre 2009 y 2011). Al asegurarle más tiempo de vinculación, Huertas eligió Vitoria y dejó al Unicaja en la estacada. De disfrutarlo a sufrirlo esta noche.