Excelente primer cuarto

Aún conmocionados por trágica pérdida de Alfonso Queipo, el hombre más importante en la historia de nuestro baloncesto, vivimos el impresionante minuto de silencio con el que el club cierra su excelente respuesta de respeto, cariño y reconocimiento tras el fallecimiento de este gigante con el que siempre estaremos en deuda.

Con ese enorme pesar en el alma arrancó un encuentro que nos parecía a vida o muerte. El cuadro malagueño, con Brizuela y Guerrero en el quinteto titular, tres hombres altos y una buena disposición defensiva, hacía llegar el balón hasta debajo del aro belga con más facilidad que nunca. Con Guerrero de guía , el Unicaja se fue por delante. Lo cierto es que el equipo parecía otro y dominó el primer cuarto con claridad. En el arranque del segundo, con Boutelle y los nuevos, el equipo se estancó, dejó de mover el balón con la agilidad de antes y perdió la ventaja, porque su defensa tampoco era ya la misma. Cinco minutos sin anotar marcaron el declive del Unicaja y cambiaron el partido, aunque el retorno de Alberto Díaz permitió a su equipo un respiro. Cuando se llegó al descanso, tras aparecer las grietas de siempre, el Unicaja dominaba por un punto.

Antes de empezar la segunda mitad ya estábamos convencidos de que el cuadro belga no iba a permitir dormirse a los locales. Los visitantes jugaban ordenadamente, pero el Unicaja, con más tiro exterior, dominaba el partido, aunque Boutelle no era factor del encuentro. Katsikaris ordenaba los cambios sin perder el objetivo defensivo, y con más posesiones y mejores porcentajes, cada dominaba con más claridad.

Ya en el último cuarto, el equipo malagueño administró su ventaja, no arriesgó demasiado, alargó sus ataques y mantuvo el tono de su defensa. A los visitantes se abrieron las costuras. A destacar que los hombres altos lograron 41 de los 75 puntos del Unicaja. Y que las dos nuevas incorporaciones, sin ser estrellas rutilantes, entienden el juego y pueden ayudar al equipo.