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La Eurocup vuelve mañana, pero no se sabe si logrará completar la temporada. La crisis del coronavirus obligó a cancelar la pasada temporada sin posibilidad de finalizar el torneo mediante un sistema de juego alternativo. Allá por el mes de abril, la evolución de ... la pandemia era muy desigual en toda Europa. Se esperaba que la situación se normalizase en verano, pero la segunda ola está siendo más fuerte de lo esperado y, lo peor, se ja adelantado. Mientras en la Liga Endesa los equipos están haciendo auténticos malabarismos para evitar contagios, en el plano internacional nadie se atreve a predecir qué va a pasar. Aunque los clubes tengan 'controlados' a los jugadores y se reduzcan mucho los contagios, es evidente que se van a producir aplazamientos. En España, se puede aplazar un par de días un partido, pero cuando de por medio hay viajes internacionales, el asunto cambia. El riesgo de contagio en aeropuertos, vuelos regulares, hoteles y pabellones es mucho mayor. Puede que llegue un momento que el torneo sea inviable.
De momento nadie quiere pensar en eso, aunque el coronavirus es tema de conversación cada vez que sale a escena la Eurocup. Va a comenzar, pero hay quien no le ve viable más allá de un mes. La opción de utilizar un formato de 'burbuja' no es ya factible porque no hubo entendimiento ni diálogo con las ligas nacionales.
En términos deportivos, da la sensación de que el torneo ha perdido fuelle. Se mantienen los aspirantes (Bolonia, Partizán, Unicaja, Lokomotiv o el Unics), pero equipos clásicos de los últimos años como el Rytas, Galatasaray o el Tofas han emigrado a la Champions League de la FIBA, donde el premio en metálico es mayor y donde reciben un fijo importante por participar.
El riesgo para la Euroliga y la Eurocup es máximo, la cancelación de una temporada más pondría en jaque a la sociedad que organiza estos dos torneos. Hay mucho dinero en juego y por eso la Euroliga ha establecido unas normas que presionan a los clubes para hacer todo lo posible para que los encuentros se jueguen. Las normas son duras.
El protocolo establece que los partidos que se tengan que suspender debido a restricciones nuevas o existentes impuestas a los clubes locales o visitantes por sus autoridades nacionales serán reprogramados y pueden trasladarse a un país alternativo, si es necesario. Cualquier choque en particular puede suspenderse un máximo de tres veces. En la Eurocup todos los duelos de la fase de grupos deben haberse jugado antes del 22 de diciembre y los del Top 16, antes del 23 de febrero.
En el caso de que no haya fechas disponibles para reprogramar un encuentro, o que se haya alcanzado el número máximo de aplazamientos, el equipo cuyas restricciones nacionales o locales originaron la suspensión perderá el choque por 0-20. Repetidas derrotas 0-20 no supondrían la descalificación. En el caso de que algún equipo tenga menos de ocho jugadores aptos para jugar (hay dieciséis inscritos por club) debido al COVID-19, dicho equipo perderá el partido en cuestión por 0-20.
Estas imposiciones, llevaron a que el Maccabi Rishon renunciase a disputar el torneo hace sólo solo una semana y media. En Israel están confinados y se habría visto obligado a jugar los partidos fuera de su país. Económicamente era inabordable... El Unicaja cuenta con la alternativa de Gibraltar llegado el momento, aunque por ahora no le hará falta.
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