El equipo EBA del Unicaja pide paso

Cuatros de estos diamantes aún por pulir, el base granadino Álvaro Fernández, el escolta mallorquín Rubén Vicente, el base cadete local Mario Sant-Supery y el alero paleño Álvaro Folgueiras, han sido llamados para entrenarse con el primer equipo esta semana por Fotis Katsikaris en ausencia de los cuatro internacionales absolutos de la plantilla (Alberto Díaz, Brizuela, Jaime Fernández y Barreiro), y un quinto es el cadete de ascendencia nigeriana Miracle Bamadu, que no está en los planes del EBA.

El propio entrenador del equipo júnior, Antonio Herrera es el primer "sorprendido por los resultados", que para él tienen un valor relativo. "Para nosotros lo realmente importante es el entrenamiento y el crecimiento individual del jugador. La competición es sólo un medio para crecer y para su formación. La Liga EBA para juniors y algunos cadetes es un reto para superarse, pero no perdemos la perspectiva", argumenta.

En todo caso, el buen nivel del equipo júnior en la EBA reaviva el debate acerca de si el Unicaja tiene que plantearse de forma inmediata (incluso cara a la próxima campaña) recuperar un filial en la LEB Plata. En junio de 2016, el club de Los Guindos decidió desvincularse del Clínicas Rincón y se quedó sin ese escalón previo ideal para el salto de jugadores a una plantilla profesional.

El nuevo director deportivo, Juanma Rodríguez, se ha pronunciado, con cautela, a favor de recuperar esta fórmula, lógicamente con una plantilla capaz de competir a ese nivel, más exigente que la EBA. Herrera también lo tiene claro: "Es una evidencia que hay una gran dificultad en la formación de jugadores de 18 a 22 años en España. Actualmente poder competir con la propuesta de las universidades norteamericanas es difícil. Más que si estoy de acuerdo o no, que respeto lo que diga el club, lo que creo es que si tenemos un equipo en LEB Plata, bien y, si no, hay que buscar fórmulas. Tenemos que ser innovadores. Para que los jugadores que formamos y que sigamos queriendo tutelar con nuestra metodología sigan tiene que ser en la LEB Plata u opciones alternativas, que no son sencillas. Algo tenemos que hacer. Otra opción es que el jugador se nos vaya a Estados Unidos. Entonces cuando vuelva ya veremos, porque a lo mejor se te va de las manos".

El resultado de este vacío desde 2016 en el Unicaja es la fuga de jóvenes con margen de progresar hasta clubes profesionales. En el último verano se vieron los casos de Jeffrey Godspower y de los hermanos cordobeses Pablo e Ismael Tamba. El primero de ellos, internacional sub-19, se ha ido al Ciudad de Ponferrada, de la LEB Plata, mientras que Pablo Tamba ya ha debutado en la Universidad de Idaho State, e Ismael está en el Zamora, también del tercer escalón nacional.

EL ANÁLISIS DE ANTONIO HERRERA

A pesar de los éxitos de esta nueva generación, Herrera no considera que tenga que ser de por sí la más brillante de los últimos años. "Los talentos son muy diferentes. En años anteriores ha podido ser uno más físico o atlético, y ahora hay más un talento ofensivo", se pronuncia sobre su grupo, con júnior y los cadetes Mario Saint-Supery y el pívot senegalés Baboucar Badji. Mientras, el resto de cadetes, juegan la Liga júnior de Málaga y en la Primera Nacional sénior.

Durante estos días, la aventura de Saint-Supery, Bamadu, Folgueiras, Vicente y Álvaro Fernández con jugadores profesionales y curtidos será toda una experiencia, aunque en unos entrenamientos atípicos en relación a los que acostumbran a hacer en su categoría, más enfocados hacia su crecimiento deportivo. En cualquier caso, si su progresión es la deseada (entre los técnicos de cantera gusta más hacer llegar jugadores al primer equipo que ganar títulos en las competiciones) se mantendrá el dilema de si se apostará por ellos en un escalón intermedio. Los Todorovic, Conde, Lima, Kuzmic, Faverani, Romaric, Okouo, Karahodzic, Soluade y otros tantos no llegaron a afianzarse en Málaga.