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Katsikaris da instrucciones LOF
El ansiado equilibrio del Unicaja

El ansiado equilibrio del Unicaja

El equipo cajista enfila el arranque de la Liga con buenas sensaciones, pero con un gran margen de mejora, algo que también es positivo

Martes, 14 de septiembre 2021, 00:54

Un planteamiento recurrente entre los aficionados del Unicaja cada verano, especialmente tras la pretemporada, es comparar la plantilla que enfila el comienzo de la Liga con la de la temporada pasada. Se preguntan si es mejor o peor, porque aquello de que si tiene el mejor equipo de su historia forma ya parte de un pasado que no volverá. Hay que tener claro, que este equipo que el domingo se estrena ante el Obradoiro ha estado condicionado en su confección por la situación vivida en el club en los últimos meses: restricciones económicas, poco margen de maniobra en su construcción, dos directores deportivos y las lesiones.

A pesar de todo esto, los resultados y las sensaciones que desprende el grupo de Katsikaris son mejores que las de hace un año, cuando se advertía un gran problema en el juego interior, dudas en la dirección y fragilidad defensiva. Los factores antes expuestos no han permitido eliminar estas carencias, aunque sí suavizarlas.

De momento, el Unicaja afronta la Liga en dinámica positiva, pese al tropiezo del domingo ante el Joventut, en el que mostró todos los déficits de su juego. Sin embargo, conviene tener también presente que antes sí lució una solidez que le permitió ganar a rivales como el Betis, UCAM, Real Madrid y Obradoiro. Las victorias llevan al optimismo y eso es bueno para un club que se afana por recuperar el terreno perdido en los últimos meses.

Mas actitud defensiva

El Unicaja no incorporó finalmente en el mercado un jugador exterior que equilibrase su perímetro en términos defensivos. Ahí es donde más sufría y sufre el grupo de Katsikaris. Es cierto que Barreiro aportará solidez, pero hasta el momento se le ha visto más de ala-pívot, donde sin duda luce menos y sufre más. En cualquier caso, el espíritu de sacrificio que luce el grupo es otro y eso se ha apreciado en los resultados. El Unicaja encajó una media de 77,8 puntos en la pretemporada, lo que representa una cifra por debajo de las medias de la campaña anterior. Es un buen punto de partida, aunque la exigencia una vez que arranque la competición debe ser mayor.

Aprovechar a los altos

Uno de los grandes objetivos del verano fue consolidar el juego interior tras los graves problemas de la temporada pasada. El club no tenía mucho margen de maniobra por la situación contractual de la plantilla y la rebaja presupuestaria. Tras no poder llegar a algunas opciones y descartar otras, el elegido fue Eric. El nigeriano ha rendido a buen nivel en la pretemporada, pero es un jugador que necesita que le suministren balones. Sin asistencias se pierde, pues no es un experto en el juego de espaldas al aro. Eric promedió 11,2 puntos y 6,8 rebotes en los cinco amistosos, lo que supone un gran punto de partida. Su recambio será un Nzosa al que Katsikaris dosifica por ahora todo lo que puede, porque no está al cien por cien de la interminable lesión que sufrió en la zona del pubis. Mientras se pone a punto, Guerrero tendrá más oportunidades. Su pretemporada ha sido como su última campaña, 'ni fu ni fa'. Debe reivindicarse en un año clave para él porque ya se le ha liberado de presión...

Pasadores

La suerte de los pívots del equipo, también de los tiradores, dependerá de los directores de juego del nuevo Unicaja. La llegada de Norris Cole supuso un cambio respecto a la idea inicial que se tenía, pues su perfil es distinto al de Spissu, mejor asistente de la pasada edición de la Champions. Con el italiano en Rusia por el lío de su reconocimiento médico, que promete traer cola, el estadounidense debe ser un puntal por su calidad y experiencia. Tras una pretemporada mala, tiene un margen de confianza, porque acaba de aterrizar en un club y una liga nuevos para él. De momento destacó poco en la dirección con más pérdidas (2,4) que asistencias (0,8) en los cinco amistosos. Jaime Fernández es de largo, junto a Francis Alonso, el mejor pasador del equipo hasta ahora. La llegada de Carlos Suárez, un jugador que sabe buscar perfectamente a su pareja interior, será una ayuda en este sentido. El Unicaja, sin compartir el balón es un equipo vulgar, como se vio frente al Joventut ante el que firmó 8 asistencias.

Jaime Fernández lanza un contragolpe durante el torneo EncestaRías. LOF

Fernández, el líder

La suerte del Unicaja esta temporada dependerá en gran medida del estado de Jaime Fernández. El madrileño es el jugador diferencial del equipo. Olvidada ya esa doble operación en los talones y parece que en plenitud física, ha demostrado ser el líder. Domina el juego por completo y es el mejor base de la plantilla, aunque por lo visto hasta ahora, prioriza anotar (12,8 puntos) que pasar el balón (2,6). Si eleva sus prestaciones en las asistencias, estará más cerca del sensacional nivel mostrado antes de que los talones empezasen a darle problemas.

Más equilibrio

Tanto los ajustes hechos en la plantilla como la idea de juego que quiere Katsikaris van encaminados a dotar al Unicaja de más equilibrio defensa/ataque, pero también entre los tiros de dos y de tres. En las dos últimas campañas, era habitual que el equipo malagueño acabase los partidos lanzando más triples que de tiros de dos, lo que siempre es un riesgo si no hay eficacia, y mucho más si no se es capaz de rectificar en un mismo partido para buscar, por ejemplo, soluciones interiores; es decir, si se insiste en el error. En ninguno de los cinco encuentros jugados en la preparación sucedió esto. El equipo ahora ejecuta más tiros de dos puntos que triples y no ha sufrido en exceso. Mantiene una batería de grandes anotadores exteriores, pendiente de la mejora de Brizuela, y con Alonso más regular, pero ha perdido a un tirador absolutamente fiable, Waczynski.

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