Para empezar, en el Unicaja el quinteto habitual, en el Baskonia menos estatura que otros días, con ausencia de un puro 'cinco'. El cuadro malagueño aprovechó la escasa preocupación de Ivanovic por la pelea en la zona, para adelantarse con más anotación de la habitual ... cerca del aro. Los locales insistían en castigar las debilidades defensivas de Bouteille, pero el Unicaja, con más equilibrio que nunca en su juego de ataque, seguía mandando. El técnico local cambió de idea y dio entrada a un pívot, pero los paupérrimos porcentajes de acierto de sus jugadores le dejaron con catorce puntos en el primer cuarto, ocho menos que un Unicaja que había convertido la mitad de sus tiros. En el segundo cuarto, la lucha de suplentes ralentizó el ritmo de anotación, hasta que Barreiro dio otro tirón. El Unicaja doblaba en el marcador a su rival cuando empezó el retorno de los titulares. El cuadro vitoriano mostró su primera reacción otra vez sin pívot. Como sus hombres altos no sacaban provecho de su superioridad física, Katsikaris decidió dar la batalla también con hombres más pequeños y logró, apoyado en un gran Abromaitis, mantener su ventaja.

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A la vuelta del descanso, todo estaba en el aire. Ivanovic mantenía su criterio y Katsikaris volvió a poner en cancha a Eric. El marcador se movía con agilidad gracias al acierto de ambos perímetros, pero el único pívot en cancha era el del Unicaja. Curiosamente, en cuanto se acercaron los locales, el técnico visitante volvía a quedarse sin pívot. De esta manera se reproducía la situación de los minutos previos al descanso, los mejores del Baskonia. Antes del final del tercer cuarto, el marcador estaba empatado y entró Nzosa, aunque el dueño del partido era Sedekerskis. Afortunadamente, ahí estaba un imperial Bouteille que, con once puntos en el tercer cuarto, mantuvo a su equipo. En el último periodo, los planteamientos tácticos llevaron al Baskonia a insistir demasiado en el tiro exterior, mientras el Unicaja, a base de ritmo, lograba mayor acierto. Los últimos minutos eran un lujo asiático para el aficionado que tenía antes sus ojos emoción y calidad, ingredientes esenciales del mejor baloncesto. Lamentablemente, al Unicaja le pesó más que a su rival la importancia de la victoria y esta se fue a mano del equipo que contó con el mejor base del partido, Jayson Granger.

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