Dragan Milosavljevic, adiós tras un calvario de año y medio

Se acaba la etapa de Milosavljevic en Málaga, un periodo que ha estado totalmente marcado por la grave lesión que el jugador sufrió en agosto de 2019 en un partido amistoso entre Serbia y Turquía jugado en Atenas como preparación para el Mundial de China. El balcánico se rompió el ligamento cruzado de la pierna izquierda y ahí comenzó un auténtico calvario a nivel personal por las complicaciones que ha sufrido desde entonces tras operarse por uno de los mejores especialistas del mundo en Austria. La ausencia de tratamiento durante el confinamiento que pasó sin su familia en Málaga y dos operaciones más de menisco, sumieron al jugador en un gran bache anímico, especialmente después de la última intervención que sufrió en Navidad.

Su etapa en Málaga no ha respondido a las expectativas que generó su fichaje en 2017 para disputar la Euroliga por diferentes motivos. El serbio llegaba con el cartel de jugador muy polivalente después de varias campañas a gran nivel en el Alba Berlín. Cuando su fichaje por el Unicaja ya estaba apalabrado, se rompió el codo con el equipo alemán y eso mermó su desembarcó en el Unicaja, aunque llegó en forma. En Málaga se encontró una configuración atípica de la plantilla, con tres aleros, pues el equipo ya tenía a Dani Díez y Waczynski. Joan Plaza instauró un sistema de rotaciones un tanto extraño y él fue de los más perjudicados. Se quedó varios partidos sin jugar y el catalán lo encasilló en un rol casi exclusivamente defensivo.

La llegada de Luis Casimiro le dio más protagonismo en todos los sentidos. Sus prestaciones se elevaron y acabó la temporada 2018-2019 como el mejor jugador del equipo, además con una notable mejoría en sus porcentajes de tiro. Esto propició su renovación por dos temporadas renunciando incluso a alguna oferta de la Euroliga. Milosavljevic estaba a gusto en Málaga, sabía que iba a tener un rol importante con Casimiro y priorizó seguir en el Unicaja sobre cualquier otra propuesta. 'Gagi', como le llaman sus allegados, es un jugador muy querido en el vestuario malagueño por su carácter y experiencia, así que todos sus infortunios de los últimos meses se han dejado sentir.

Fijo en la selección que iba a disputar el Mundial de China, a punto de ser padre por segunda vez, todo pintaba perfecto para él hasta que llegó ese partido entre Serbia y Turquía que le cambió la vida. Ahora deja Málaga, donde fue feliz, pero no le acompañó la suerte, para recuperarse en Belgrado y tratar de volver a jugar la próxima temporada probablemente en algún equipo de su país.