Un Unicaja muy pobre en defensa se descose ante el Valencia (75-90)

El Unicaja padeció de lo lindo en su estreno en el triangular de Murcia. Las sensaciones de tener el trabajo adelantado al mantener su bloque un año más quedaron se diluyeron anoche ante un Valencia con un sinfín de opciones en su rotación. Es sólo pretemporada, tiempo de mejorar en lo físico y de resolver caerencias de juego fuera de la competición, pero el cuadro malagueño, de menos a más, apenas tuvo tiempo de maquillar en el tramo final un resultado que podía haber sido más hiriente.

Como en Sevilla hace unos días, el Unicaja sigue sin ajustarse del todo en defensa, pero ayer no tuvo enfrente al Betis, sino al poderoso Valencia Basket, y se notó. El 22-32 del primer cuarto ya fue el primer indicativo de las dificultades para contener al rival. El peligro llegaba por dentro y, sobre todo por fuera, y todo pese a que el Valencia partió con la baja conocida por lesión de su fichaje estelar, Derrick Williams, pero sigue mostrando un potencial para moverse entre los cuatro mejores proyectos en España.

El porcentaje de triples del 63% la semana anterior ante el Betis, lógicamente, no se repitió anoche en Murcia, por más que Francis Alonso acertó en su primer intento para un 9/9 sumando sus dos primeros partidos de cajista. Al décimo, y ya es noticia, llegó el error. Sin estar del todo atascado en ataque, al Valencia le llovían los puntos, con un 28-43 y tiempo muerto a 5:43 del descanso, que no logró frenar la avalancha, con una brecha de 23 en contra después de sendos 2+1 de los veteranos San Emeterio y Dubljevic (35-58). El récord lo maquilló antes del descanso un triple de Waczynski (39-58), el más acertado en una rotación de diez jugadores (sin hacer uso aún de los canteranos) frente a los doce en las filas naranjas.

En el tercer cuarto el Unicaja siguió en la misma tónica, sin que aparecieran jugadores como Bouteille y Brizuela y con Gerun siendo la única referencia en el juego interior, porque la superioridad de los hombres altos naranjas era sangrante por momentos. Un triple de Brizuela (47-67) pareció encender la bombilla para el Unicaja, dispuesto a maquillar un poco el marcador. Pero el individualismo y la mala selección de tiros también daba opciones de contraataque al Valencia, al que no le importaba seguir haciendo pupa en el aro rival.

Sin opciones de revertir la derrota, uno de los alicientes en la pista fue la entrada del joven Nzosa, que mostró unos movimientos ágiles y coordinados para anotar una bandeja, pero al que su inexperiencia, con 16 años, le hicieron cometer pasos en la jugada siguiente. Pero la actitud del congoleño y el potencial que se le observa fueron la mejor noticia de la noche. Aunque el Unicaja defendió mejor en los segundos veinte minutos, sus pobres registros de tiro de campo hicieron imposible pensar en más que una dura derrota. Un triple de Alonso la dejó en 75-90.

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