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Unicaja
88
-
92
Real Madrid
PARCIAL 16-25 | 22-19 | 18-25 | 32-23
Árbitros Cortés, Castillo y Olivares. Técnica a Casimiro, Tavares y Brizuela
Cancha Palacio de los Deportes, 10.020 espectadores
El aficionado malagueño, que de baloncesto sabe mucho, reconoce el talento, la calidad y el buen juego, pero si valora algo por encima de todo es la entrega, la actitud y que su equipo no se rinda nunca. Por eso, pese a la derrota de ayer contra el Real Madrid (88-92), muchos, la mayoría, salieron del Palacio de los Deportes comentando lo poco que faltó y lo bien que se peleó para acorralar a un tremendo rival como el conjunto blanco. Le faltó poco al cuadro cajista para dar la sorpresa, quizá alguno de los seis jugadores lesionados que se amontonaban al final del banquillo. Y a pesar de esto, el Unicaja a punto estuvo de poder con el Real Madrid, y casi lo logra el día en el que dos jugadores como Bouteille y Simonovic se estrenaban; es decir, el más difícil todavía.
Fue siempre por detrás en el marcador acusando el dominio de Tavares y Campazzo, y el gran acierto del Madrid, pero no se rindió. Así, los últimos siete minutos fueron frenéticos, con el Madrid dudando y el Unicaja lanzado. Empató a 88 y Adams se empeñó en ganar el partido él solo. Al americano lo amas o lo odias, no hay término medio. Enfiló la canasta para machacar y Garuba le colocó un tapón tremendo. Ahí se esfumaron las opciones de victoria el día que Bouteille y Simonovic demostraron que serán importantes de aquí al final de temporada, aunque no puedan jugar la Eurocup. Será interesante ver cómo el equipo se maneja en esta situación en la que no podrá contar con dos jugadores como ellos en la competición europea.
El Unicaja comenzó el partido con un quinteto de auténtico lujo que escondía los graves problemas de lesiones. Posiblemente con cualquier otro equipo le habría valido para mandar en el choque desde el comienzo, pero delante estaba el Madrid y eso lo cambia todo. Si vieron la final de la Copa del Rey, el comienzo del partido fue calcado. Con el Unicaja intentándolo todo y fallándolo todo, y su rival con un nivel de acierto enorme. A los tres minutos los blancos ganaban 1-10 con el dúo Carroll-Tavares dominando el partido. Sin pívots de referencia, el juego del equipo malagueño se basó únicamente en los triples. Y por ahí se agarró al partido como pudo. Ahora un triple de Brizuela, también uno de Adams, más tarde otro de Waczynski y los primeros puntos de Bouteille. El francés ha llegado para jugar mucho y eso hizo ante el Madrid. Así el primer cuarto se cerró con 16-25 y un solitario punto de los pívots locales...
El primer descanso de Tavares parecía una buena oportunidad para tomar aire, pero la rotación del Madrid tiene pocas fisuras. Cuando el pívot no está en la pista, la apuesta es otra, la de Thompkins abierto amenazando desde la línea de 6,75. Y eso fue lo que pasó, el estadounidense elevó la renta visitante hasta los quince puntos (21-36). El Unicaja, a pesar de lo que indica el marcador, se sostuvo bien y aprovechó su momento. Elegar contuvo a Mejri y con un buen nivel defensivo, el equipo malagueño ganó confianza. Un parcial de 12-3 puso en pie al Carpena (33-39). El juego del conjunto de Casimiro era extremadamente directo, un par de pases y lanzamiento. Quizá ese nivel de revoluciones era la única fórmula para alterar el dominio de su rival, pero el caso es que le funcionaba y llegó al descanso metido de lleno en el partido, con el público entregado y un esperanzador 38-44.
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Siguió peleando el equipo malagueño en el tercer cuarto y se colocó a tres puntos (45-48) después de dos triples de Waczynski, pero entonces Campazzo tomó el mando. El argentino estuvo absolutamente imparable, anotó seis puntos seguidos y dio dos asistencias para que Tavares reventase el aro del Unicaja. Cuando se sentó su equipo ganaba otra vez por doce puntos (53-65). El Unicaja ya no encajó bien el golpe. Se le cerró el camino hacia el aro con Tavares y estando demasiado pendiente de un arbitraje que enfadó mucho al público.
Parecía que todo estaba perdido, pero el Unicaja no se rindió. En cualquier otra situación perdiendo por quince puntos en el último acto se habría dejado ir, pero se remangó y esperó su momento. Fue clave el regreso al partido de Elegar, perdido durante demasiados minutos en el banquillo. De nuevo le plantó cara a Tavares y por ahí empezó a recuperarse el equipo de Casimiro, que aprovechó el descanso del caboverdiano para enlazar un parcial de 9-2 que pilló al Madrid con el paso cambiado (72-79, min. 35). Quedaba mucho partido y lo imposible parecía ahora posible. El Unicaja fue ganando en confianza y aunque Tavares seguía convirtiendo en canasta cada pase de Campazzo, la dinámica del partido era otra. Adams estaba lanzado y dos tiros libres de Simonovic empataron el partido a falta de 1:25. Tuvo el Unicaja una acción para ponerse por delante, a estas alturas ya decisiva, pero Adams no supo controlarse y se lanzó por un mate imposible. Ahí murió el partido, en el tapón que le puso Garuba.
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