El Unicaja cae en Bilbao en un intenso duelo (98-95)

Juan Calderón

Sábado, 8 de febrero 2020, 20:18 | Actualizado 23:29h.

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Llega el Unicaja a la Copa del Rey después de perder en Bilbao. Un tropiezo que no puede considerarse negativo más allá de la repercusión que tenga en la clasificación. Compitió muy bien ante el cuadro vasco (98-95) en un encuentro de gran calidad y tensión que sólo se decidió en los segundos finales. El equipo malagueño anotó 12 triples en la segunda mitad, pero fueron los tiros libres del rival lo que acabó decidiendo el partido. Brizuela, con 21 puntos, y Jaime Fernández con 20 y 7 asistencias, fueron los más destacados del Unicaja.

No hizo falta esperar mucho para comprobar que el Bilbao iba con una marcha más que el Unicaja desde el comienzo del choque. El dominio en el rebote y las transiciones rápidas permitieron al cuadro vasco mandar en el encuentro con claridad. Bouteille campaba a sus anchas, pese a la defensa de Toupane y el Unicaja carecía de la buena circulación de balón de los partidos anteriores. Las canastas eran muy forzadas y a los cinco minutos perdía 14-10. El banquillo cajista, con Brizuela y Guerrero, permitió a los de Casimiro ponerse por delante, en parte porque llegaron los primeros triples. Pero al Unicaja sufría fallando canastas muy fáciles cerca del aro, y su balance defensivo era malo y lento. El primer cuarto se cerró con 22-18 a favor del cuadro vasco en un anticipo de lo que llegaría después.

El ataque del Unicaja colapsó, como tantas otras veces esta temporada. No acertó a defender las acciones de bloqueo y continuación del Bilbao y Lammers se colgaba una y otra vez del aro. Guerrero no podía parar al joven estadounidense y la renta local alcanzó los doce puntos en el minuto 15 (35-23). El regreso de Jaime Fernández dio algo más de lógica al ataque del Unicaja, que también adelantó las líneas de presión en su defensa. Hubo un amago de reacción con una zona y un un parcial de 0-7, pero fue un espejismo. El conjunto malagueño estaba lento de ideas y de piernas. Sin poder controlar el rebote y sin contener a Bouteille, llegó al descanso perdiendo 48-36.

Pese a que la renta local alcanzó los quince puntos en el arranque de la segunda mitad, la respuesta del cuadro cajista fue demoledora. Con Jaime Fernández asumiendo la dirección del equipo, el Unicaja anotó cinco triples seguidos (58-53). El choque había cambiado por este enorme acierto, pero también por la notable mejoría defensiva. Controlando el rebote, los triples siguieron llegando, como también los nervios a un Bilbao que ahora no era capaz de responder a la apuesta que le hacía el Unicaja. Con Fernández desatado, el equipo malagueño cerró el tercer cuarto ganando 68-71 después de haber anotado 35 puntos, uno menos que en toda la primera mitad.

A partir de ese momento ya no hubo concesiones. El Bilbao empezó el último cuarto con un parcial de 6-0 y Casimiro no dudó en parar el partido (74-71). El discurso del Unicaja fue el mismo: triple y más triples. Como los metía, todo perfecto. Sin embargo, el equipo cajista entró en 'bonus' demasiado pronto y esto fue una condena. Cada falta llevaba a los jugadores del conjunto vasco a la línea de personal. Puntos fáciles en un duelo a cara de pero.Once tiros libres seguidos anotó el Bilbao hasta el 90-85. El Unicaja, pese a este lastre, siguió remando con Brizuela anotando con facilidad. Extrañó no ver antes a Jaime Fernández en la pista, máxime cuando Adams ya empezaba a desvariar tras unos buenos minutos. En el intercambio de tiros libres se prolongó hasta el final y Fernández tuvo un último triple para forzar la prórroga, pero su lanzamiento no quiso entrar (98-95).