Con demasiada comodidad

El partido empezó anoche con dos triples consecutivos del Unicaja y dos faltas seguidas de Rubén Guerrero. La cara y la cruz del equipo desde el comienzo de la temporada. A continuación, el conjunto malagueño siguió acertando desde el 6,75, peleando el rebote ofensivo ... y desarrollando un buen trabajo colectivo en defensa. Con gran nivel de acierto y muchas más posesiones, el resultado sólo podía ser una gran ventaja local. A la más mínima muestra de debilidad, Luis Casimiro introdujo cambios y ya con cinco suplentes, el Unicaja no parecía tan inaccesible. En el segundo cuarto, los suplentes locales se mantuvieron sobre la cancha. El marcador del Unicaja ya no se movía al ritmo del principio y los visitantes empezaron a anotar con facilidad por dentro y por fuera. Apareció la sensación de que el Mornar Bar había empezado a dominar, el técnico local volvió a mandar al banquillo a los cinco jugadores y Alonso recuperó la ventaja de su equipo. Entró también Suárez (dos triples antes del descanso) y el Unicaja, tras poner en cancha a sus doce hombres, ganaba por 20 puntos, había anotado 10 de 13 en triples y era otra vez el equipo inabordable de los primeros minutos, con 22 puntos de sus hombres altos.