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La continuidad de Fotis Katsikaris como entrenador del Unicaja para la próxima temporada no es una buena noticia para Francis Alonso y Rubén Guerrero, ... que desde la llegada del técnico serbio han perdido protagonismo en la rotación del equipo por diferentes motivos. Son dos casos distintos, tanto por posición y características como por condicionantes.
La situación más llamativa es la de Francis Alonso. El escolta fue una de las sensaciones de la Liga Endesa hasta finales diciembre. Se puede decir que era su primera temporada tras el fiasco vivido en el Fuenlabrada. Confirmó su excelente tiro y su gran capacidad anotadora. Su último gran partido fue el 13 de diciembre en la pista del Madrid con aquellos 27 puntos. El regreso a pleno rendimiento de Jaime Fernández empezó a restarle minutos y protagonismo. A partir de ahí, Alonso no fue el mismo, en cierto modo, acompañando el desplome que vivió el equipo en los siguientes dos meses. La llegada de Katsikaris le exigió dar un paso adelante en defensa, que no es su fuerte. El técnico apostó de forma clara por Brizuela y en algunos partidos la participación del malagueño fue residual.
Alonso acaba contrato. Su salario es bajo y esto le abre la puerta a la continuidad. Sin embargo, repetir la actual estructura de plantilla, con un perímetro muy endeble, parece que no es la idea. Todos los exteriores menos Mekel y Waczynski tienen contrato y esto lo coloca en una situación de desventaja. En su favor está que, incluso en la adversidad ha mejorado. Cuando Brizuela 'perdía el control', el entrenador recurría a Alonso para dar estabilidad en defensa. Es un jugador que acapara menos juego que su compañero, como se vio, por ejemplo, ante el Madrid. El problema es que hay cromos repetidos.
La situación de Guerrero es parecida. Como Alonso, comenzó la temporada en la última posición de la rotación interior. Tenía por delante a Thompson y Gerun, pero ninguno dio el nivel en ningún momento. El malagueño se vio como pívot titular del equipo en muchos partidos y no lo ha asimilado por la cuestión que sea. De momento, es un interior de complemento, pero no de referencia. La irrupción de Nzosa, un fenómeno de los que surgen pocas veces, le sobrepasó. Katsikaris tuvo claro que el joven era su pívot, además de descartar a Gerun, pidió el fichaje de otro hombre alto porque Guerrero no le contentaba. Con la llegada de Malcolm Thomas y Nzosa sano, el Marbellí jugó poco, porque a veces el técnico prefirió a Thompson de cinco.
De momento, parece que el Unicaja sólo busca un cinco y un cuatro y medio, que junto a Nzosa, formarían el juego interior. Ahí tiene que encajar Guerrero. La propuesta de renovación que le hizo el club está en punto muerto, así que se avecinan semanas claves para él.
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