Cuando un equipo como el Unicaja acaba undécimo la temporada y está de vacaciones a estas alturas del año es evidente que ha hecho ... muchas cosas mal. La temporada del equipo cajista es la peor en décadas, tanto por resultados como por sensaciones y decisiones. Es cierto que el complicado escenario que ha dejado la pandemia del coronavirus ha alterado el desarrollo normal de las cosas, pero la situación fue la misma para todos los equipos. Los hubo que se adaptaron mejor, sobre todo a jugar sin público y, otros como el club de Los Guindos, que no. El hecho de que se prescindiese de un entrenador como Luis Casimiro al poco de empezar el año, además de algún jugador, fue casi un reconocimiento de los errores.
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Pero los datos del Unicaja con el manchego y luego con Katsikaris arrojan detalles de por dónde deber ir la reconstrucción de un equipo que tiene una buena base, pero que es frágil en algunos aspecto claves en el baloncesto actual. Lo más llamativo es la carencia de equilibrio. No existió. El Unicaja firmó, al término de la fase regular, su mejor registro anotador en los últimos 20 años: 83,7 puntos, que se eleva a 84,4 contando la Eurocup. Sin embargo, su defensa fue la peor desde hace 29 años, es decir, en su historia moderna: 83,25 puntos.
En la parcela ofensiva, el Unicaja tiene elementos de sobra como para no buscar más puntos en el mercado, salvo en la rotación interior, donde ha echado en falta la presencia de una referencia para aliviar la presión sobre sus exteriores. Sin un pívot capaz de fabricarse canastas, los rivales volcaban toda la intensidad defensiva sobre los grandes anotadores y generadores del juego en el Unicaja y, a pesar de eso, el equipo, como demuestran los datos, anotó muchos puntos.
Sin embargo, actualmente es complicado ganar partidos basándose sólo en ataque. Hace falta defender, y ahí ha estado el gran problema del Unicaja. Recibiendo una media de más 83 puntos, casi le hacían faltan 90 para ganar partidos. Muy complicado. Como también ha sido el peor equipo de la Liga en rebotes defensivos y totales, los rivales encontraron muchas opciones para hacerle canastas.
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Así que el Unicaja tratará en los próximos meses de corregir esas carencias con jugadores de otro perfil en casi todas las posiciones. Como ya se explicó la semana pasada, la dirección deportiva baraja cuatro refuerzos por los cuatro jugadores que no van a seguir (Thompson, Mekel, Thomas y Waczynski), aunque todo hace indicar que seguramente llegue algún jugador más. El fichaje de un base más sólido y fuerte es una de las prioridades como recambio de Mekel.
En el puesto de tres hay un gran margen de mejora en la parcela defensiva. Waczynski lo ha hecho mejor que Bouteille, pero el contrato de este último es imposible de 'colocar' y eso sitúa al polaco en la rampa de salida. Ahí se busca a un jugador más completo, que dé equilibrio y capaz de sujetar a jugadores más pequeños. Por último, con Nzosa en línea alcista, el Unicaja podría fichar a dos pívots, un 'cinco' que intimide y aporte rebote y un 'cuatro y medio' que, como en ocasiones hizo Thompson, también puede ejercer de pívot compaginándose con Suárez y Abromaitis.
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