Seguramente muchos aficionados del Unicaja coincidían en que el equipo malagueño era mejor de lo que se había visto hasta ahora. Sobre el papel, su plantilla cuenta con mejores elementos que varios conjuntos que le preceden en la competición liguera y que están jugando ... un mejor baloncesto. Pero la realidad es que lo mostrado hasta ahora por parte del equipo cajista tampoco invitaba a ser demasiado optimista. Alternó momentos buenos con baches demoledores. Ganó cuatro partidos seguidos y luego no tuvo opciones contra el Tenerife. Ha perdido los tres partidos que ha jugado como local y algunos de sus jugadores estaban por debajo del nivel esperado. A cada paso adelante le sucedía un jarro de agua fría. Imposible ilusionarse.
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Sin embargo, ayer en Zaragoza, el Unicaja mostró detalles, un esbozo, de las posibilidades que tiene esta plantilla si cada pieza funciona correctamente, que es algo difícil en el deporte profesional, pero lo ideal es que al menos suceda de forma regular; con más continuidad.
El equipo que dirige Casimiro arrolló al Casademont Zaragoza (63-92) porque hubo un gran esfuerzo defensivo, solidaridad en las ayudas, atención en el rebote, buena dirección, una circulación lógica, acierto y equilibrio entre la aportación de los pívots y los exteriores. La segunda parte fue perfecta, con sólo 29 puntos recibidos por 52 anotados.El equipo tiene una enorme calidad exterior como volvió a quedar demostrado, pero echaba en falta mayor presencia interior. La recuperación de Deon Thompson, con otro buen partido es una realidad, como también lo es la de Guerrero. Faltaba Gerun, el más discutido, y el ucraniano se subió al barco en su mejor partido de la temporada. No hay pívots dominantes, pero ahora sí que ayudan y es un gran primer paso.
En la parte más exigente del calendario, el Unicaja que todos los aficionados quieren ver está asomando la cabeza. Mañana ante el Obradoiro (12.30 horas, Movistar) tendrá otro examen exigente, pues el equipo gallego está jugando un gran baloncesto. Quizá sea el día de la confirmación del buen partido hecho ante el Zaragoza.
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Fiel a lo que están siendo sus partidos en las últimas semanas, el comienzo del encuentro estuvo marcado por los altibajos en el juego del equipo malagueño. El comienzo fue malo, con una evidente superioridad del Casademont Zaragoza en defensa quizá fruto también de una mayor frescura. Al Unicaja le costaba anotar y las primeras canastas llegaron a los cinco minutos por medio de un recuperado Deon Thompson. Cinco puntos seguidos del estadounidense equilibraron un partido que se complicaba desde el principio (8-5). Amparado en un gran acierto exterior, como es habitual, el Unicaja pudo pasar a dominar el partido. Alonso fue protagonista con sus triples, pero lo más llamativo y positivo fueron las tres canastas seguidas de un Gerun muy activo en el rebote ofensivo (13-19, min.10).
Después de unos minutos de buen baloncesto, al Unicaja le tocaba ahora dar la de arena y así fue. En el arranque del segundo cuarto empezó a ser evidente lo que ya es algo habitual en cada partido del cuadro cajista, la superioridad de los pívots rivales. Primero fue Hliason, pero sobre todo Jason Thompson. El estadounidense del Cazademont Zaragoza campó a sus anchas por la zona malagueña permitiendo la recuperación de su equipo. Con Brizuela de base, el juego del Unicaja perdió cierto orden. Le acompañó durante unos minutos Jaime Fernández en su regreso a las pistas después de ocho meses. Se le vio bien, con ideas y aportando algo nuevo al juego. Cuando ambos se sentaron, el Zaragoza mandaba en el marcador, 29-28. La tendencia del partido había cambiado. Como al conjunto de Casimiro no le entraban los triples y eso propició el empate al descanso (37-37).
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La puesta en escena del Unicaja tras el descanso estuvo marcada por el demoledor mano a mano entre Deon Thompson y Francis Alonso. Entre los dos, uno por dentro y el otro por fuera, se combinaron para anotar nueve puntos seguidos que dispararon al cuadro malagueño (40-46). El Zaragoza no reaccionaba y se estrellaba ante la solida defensa del conjunto de Casimiro. La clave estuvo ahí, en las buenas ayudas, las manos en las líneas de pase, en el rebote y en la intensidad. En ataque, Bouteille recogió el testigo del malagueño y la ventaja ya se disparó hasta los 17 puntos (40-57). El dominio del Unicaja era total y, lo más importante, ahora sin fisuras en su juego.
No hubo reacción en el conjunto local. Sus principales amenazas ofensivas (Ennis, Hliason y Seeley) estaban perfectamente tapadas, así que el Unicaja puso rumbo hacia la victoria a toda velocidad. El regreso de Jaime Fernández a la pista dio un punto más de pausa al juego cajista, el suficiente para elegir la mejor opción y seguir aumentando la ventaja, que ya era superior a los 20 puntos con un juego coral y brillante. Los últimos minutos fueron un paseo con el Unicaja arrollando a su rival y consiguiendo y convincente triunfo.
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