Después de un mes esperando a un pívot y en el día que este se estrenaba, el Unicaja sumó la segunda victoria de la ‘era Katsikaris’ con un recital de triples. Puede parecer una contradicción, pero también estar relacionado. Es un gran debate técnico ... y táctico. Con un hombre interior de referencia, las defensas rivales deben prestarle más atención y esto genera espacio para los tiradores. Coincidencia o no, el caso es que el cuadro cajista aprovechó esta circunstancia para ganar al Movistar Estudiantes por 91-77 y poner fin así a una racha de tres meses sin ganar en el Palacio de los Deportes. No fue un partido vistoso, por momentos fue feo, pero decidió la mayor calidad de la plantilla cajista y ese 15/26 en los triples. La victoria permite al Unicaja mantenerse en la pelea por los puestos de ‘play-off’ antes de que el calendario se endurezca. La mala noticia fue la lesión de Brizuela, que no pudo acabar el partido por una lesión en el tobillo izquierdo, la buena, la actuación de Francis Alonso, que acabó con 20 puntos.
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Puede sonar a tópico pero el Unicaja acusó el parón y evidenció algo de falta de ritmo en sus acciones en el comienzo del partido. Se perdieron ciertos automatismos que se veían asimilados en los últimos encuentros y, sobre todo, su defensa no fue tan buena como en el último encuentro jugado en la Copa ante el Barcelona. Malos tiros, falta de circulación y un exceso de pérdidas le llevaron a ir a remolque de un Estudiantes en el que Avramovic lo era todo. El serbio metió todos los puntos de su equipo hasta el 8-10. Katsikaris fue modificando su quinteto inicial hasta que el dúo Nzosa, Abromaitis le dio el equilibrio defensivo que buscaba. El Unicaja pudo jugar algo más rápido y se estiró en el marcador con buenas acciones del estadounidense y de un Brizuela algo más fallón que en los últimos partidos (20-17).
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El Unicaja dominaba, pero tenía muchos problemas para frenar a los exteriores del Estudiantes. Si primero fue Abromaitis, luego le tocó el turno a Roberson y, más tarde a Barea. El puertorriqueño fue un quebradero de cabeza. Sus puntos y sus asistencias permitieron a su equipo darle la vuelta al partido (22-28) después de un parcial de 2-11. Katsikaris tuvo que parar el partido y le dio la alternativa a Malcolm Thomas. Sus primeros minutos fueron perfectos firmó ocho puntos seguidos, reboteó bien jugó con criterio cerca del aro. El Unicaja encontró una referencia interior y la explotó para equilibrar el choque al descanso, pero seguía teniendo una vía de agua enorme en la defensa de su perímetro (38-38, min. 20).
El arranque del tercer cuarto fue si cabe más feo todavía que el comienzo del partido. Los dos equipos rivalizaron en errores, pero el Unicaja supo salir del barullo a base de triples y con algo más de rigor defensivo. Cinco cinco canastas de tres seguidas pusieron al conjunto malagueño con un tranquilizador 56-45. La combinación de Waczynski y Alonso fue providencial. La lesión de Brizuela en la primera parte le permitió jugar más y, lo más importante, tener más el balón en las manos. No dejó escapar la ocasión el escolta y firmó su mejor encuentro en meses. Pudo romper el partido ahí el equipo malagueño, pero se precipitó y permitió al Estudiantes volver al encuentro con Barea de nuevo al mando de las operaciones (61-55).
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A pesar del arreón del equipo madrileño, el Unicaja volvió a apretar en defensa para aguantar. En ataque, Alonso seguía de dulce y empezaba a mostrar las mismas sensaciones que hace un mes cuando deslumbraba a la Liga. Sus puntos contenían al Estudiantes (68-61, min. 33), pero fueron dos triples seguidos de Alberto Díaz los que hundieron al conjunto de Cuspinera (74-61). A partir de ese momento, la precipitación se apoderó del Estudiantes viendo ya el partido muy cuesta arriba. El Unicaja jugó a placer y sometió a su rival a un bombardeo desde la línea de tres puntos que liquidó el partido. No jugó un gran baloncesto, pero sí que permitió que jugadores como Bouteille recuperasen sensaciones. Lo del francés es curioso, a veces amasa tanto el balón que se complica los lanzamientos, pero tiene tanta calidad que anota en las situaciones más complejas. Fue él el que liquidó el encuentro y certificó la primera victoria del Unicaja en casa desde el 6 de diciembre.
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