El Unicaja, a la Copa del Rey tras una exhibición ante el Río Breogán (100-66)

El Breogán llegaba a Málaga como un peligroso adversario. Sus números, con cinco triunfos lejos de Lugo en siete partidos, y su baloncesto, que lo ha dejado a las puertas de la Copa, hacían presagiar un partido complejo para el Unicaja. Sin embargo, la inercia positiva por la que atraviesa el conjunto malagueño en los últimos meses acabó de un plumazo con las aspiraciones del equipo gallego de dar la sorpresa; es más, no pudo competir en ningún momento.

Esta vez no hubo ni esos clásicos minutos de tanteo. El nivel defensivo que el Unicaja despliega provocó que el Breogán sufriese desde el salto inicial. Kravish protagonizó y ganó un bonito duelo con el joven Brajkovic en los primeros compases. Los puntos del pívot fueron el primer acto de una exhibición coral del Unicaja, una más esta temporada. Pese a contar ya con Sima en el banquillo, Ibon Navarro optó por continuar la rotación interior con Osetkowski, que con su polivalencia abrió el campo y logró un par de triples, el segundo para cerrar un primer cuarto primoroso de su equipo (27-15).

El acierto exterior amplió el dominio del Unicaja. Osetkowski, Djedovic y Kalinoniski anotaron de tres en tres. Los triples se alternaban con contragolpes fruto de la buena defensa. Como es habitual, el Unicaja castigaba cada fallo de su rival, que fueron muchos, porque el Breogán, un equipo que juega muy bien, no encontraba la forma de anotar. La ventaja no paraba de crecer y sólo al final de la primera parte una defensa zonal dio algo de aire a un rival que no sabía por dónde le venían los golpes. Después de dos semanas de idas y venidas, Yankuba Sima debutó con el Unicaja. Sólo había entrenado una vez con sus compañeros, pero en una dinámica tan buena como la que vive el equipo cajista, no tardó en adaptarse. La canasta de la tarde fue suya, un 'alley oop' de Alberto Díaz que anotó a aro pasado. Más difícil imposible, pero lo metió. El Palacio se venía abajo. Eso sí, en los tiros libres emuló Augusto Lima, y falló todos los que intentó en la primera mitad (53-27, min. 20).

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El Breogán estaba ante un imposible visto lo visto en los primeros veinte minutos. Lo intentó el equipo gallego. Mantuvo esa defensa zonal que le permitió enjugar algo de la renta. Hollatz castigó la pasividad de Perry y se vio algo más de agresividad en el equipo de Mrsic, pero no fue suficiente. Para sorprender a este Unicaja hace falta mucho más. La zona era blandita y Osetkowski la reventó con dos triples, el segundo desde ocho metros. El Unicaja ganaba ya 66-39 y el billete para la Copa era seguro. Esa canasta del pívot estadounidense acabó con la oposición de un Breogán, que lo único que pudo hacer ya era tratar de maquillar el marcador, ¡y eso que quedaba el último cuarto!

Hizo bien el equipo de Lugo en no aflojar, porque el Unicaja no lo iba a hacer (80-50, minuto 32). Aunque Ibon Navarro aprovechó para dar descanso a jugadores con desgaste, como Díaz, y para meter a otros en dinámica, como Brizuela y Sima. Por cierto, que el catalán siguió fallando tiros libres, aunque dejó un par de mates que evidencia que será un jugador muy importante para este Unicaja. El partido perdió calidad e intensidad, algo lógico con una renta tan amplia, pero un día más, el equipo malagueño firmó otra exhibición defensa y ofensiva; esta vez para sellar el billete para la Copa.