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El Unicaja volvió a tirar otra victoria en la prórroga (95-83), esta vez en Burgos, y deja aún sin asegurar su presencia en la ... Copa del Rey a una jornada para el corte. Dilapidó doce puntos de renta en el tercer cuarto y optó por defender sin faltas una posesión final local de 24 segundos, con tiro errado de Benite, para que se llegara a los cinco minutos añadidos, en los que una sucesión de desaciertos y la exhibición de McFadden, con siete puntos seguidos, resolvieron.
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El cuadro malagueño defendió mejor en muchas fases del partido, pero se vio lastrado por su pésimo acierto en el tiro exterior, con un 12% (3/24). Ya se sabe que eso para el Unicaja es sinónimo de condena, pese a que durante muchos minutos estuvo con opciones de triunfo, fruto de una mayor implicación de sus hombres en la conquista del rebote y en mantener la intensidad, aunque todo se echó a perder en un arranque negado del último cuarto y en la prórroga.
El partido confirmó muchas tendencias. Francis Alonso ha entrado en una fase de desacierto en su juego, Jaime Fernández va a más, como Guerrero, que completó su mejor partido de la temporada, y Waczynski desbancó a Bouteille en el quinteto titular para potenciar la faceta defensiva ante un San Pablo Burgos quinto en la tabla, ya clasificado para la Copa y que pelea aún por ser cabeza de serie.
La primera ventaja local no llegó hasta el 14-13, con una canasta de Kravic afortunada y después de que el Unicaja se atascara en ataque con varios errores claros, un triple fallado por Ferrari, una pérdida de Bouteille, una canasta fácil malograda bajo el aro por Guerrero tras su rebote... De esta forma el Burgos dominó por poco el primer cuarto (19-17), que ya invitaba a pensar que esta vez el tanteo no se iría tan arriba, pese a los altos promedios anotadores de ambos contendientes, de no haber habido prórroga.
Sin embargo, el esfuerzo defensivo no le lucía tanto al Unicaja, que definía, como en citas anteriores, a impulsos individuales, sin una circulación clara de la bola ni buscando extrapases, con las penetraciones de Brizuela y Jaime Fernández y poco más. El dato más esclarecedor es que hasta poco menos de seis minutos para el descanso no llegó la primera asistencia para una canasta, la de Jaime a Gerun, para el 31-25. El San Pablo Burgos se había ido varias veces con rentas de ocho puntos afinando algo su punto de mira en el triple, pero con un juego más colectivo en sus posesiones, con la buena dirección de Renfroe o Cook.
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La entrada de Nzosa, que llevaba semanas sin sentirse protagonista, fue relevante en el ritmo de los acontecimientos, con dos tapones espectaculares y tres rebotes muy productivos. Se trataba, una vez más, de frenar el lucimiento del pívot rival, en este caso Kravic, abonado a lucirse siempre contra el Unicaja. El serbio acabó el partido con 20 puntos. Se mantuvo la constante.
La reacción para dejar el choque empatado al descanso (39-39) tuvo mucho que ver con el acierto de Thompson, que encadenó siete puntos seguidos, cinco desde el tiro libre tras una técnica de Joan Peñarroya. Si el Unicaja ni siquiera estaba en desventaja sin anotar desde fuera (un solo triple, el de Brizuela), las perspectivas eran esperanzadoras a poco que elevara su acierto, lo que no se produjo.
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Los mejores minutos del Unicaja fueron tras el descanso. Un triple de Thompson comenzó un parcial de 3-16 (46-58) que situó una ventaja máxima en el partido de doce puntos, con un Rivero desconocido, sin puntos y cuatr faltas y empezando a emerger Guerrero (se fue a los 16 puntos y 21 de valoración el marbellí), casi siempre tras asistencias de Jaime Fernández
«Parecemos niños», les espetó Peñarroya a los suyos en un tiempo muerto, y un triple de Cook y una pequeña reacción local cerró el cuarto con 53-60, antes de la remontada. El 10-0 de parcial en el último periodo confirmaba que el Unicaja no podía llegar lejos sin anotar desde fuera y con su juego ofensivo sin patrón. Emergió la figura del excajista Omar Cook, con cinco triples a sus 38 años, más de una década después de dejar de vestirse de verde.
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Aunque el Unicaja llegó a reponerse unos instantes (63-68, con cuatro puntos seguidos de Guerrero) se llegó al añadido después de una larga posesión local, de 24 segundos, con un tiro forzado de Benite sin coger aro. Y, luego, el despropósito, como sucediera ante el Betis. Una concatenación de malas selecciones en ataque, varios rebotes clave perdidos y el negro día de tiradores como Bouteille y Alonso sentenciaron al equipo malagueño, además de McFadden, hasta entonces en un segundo plano: 16-4 de parcial en el periodo crucial.
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