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Guerrero trata de evitar la penetración de Boost en el encuentro ante el Mónaco. SUR

El Unicaja prolonga su agonía con otra demostración de impotencia

Fue barrido por el Mónaco en la segunda parte y con una derrota tan abultada, entierra sus opciones en la Eurocup

Martes, 19 de enero 2021, 20:40

El Unicaja es un cadáver. Era un partido a vida o muerte ante el Mónaco para seguir con vida en la Eurocup, pero volvió a ofrecer una imagen lamentable, la de un equipo roto, sin actitud, sin intensidad y sin recursos para voltear la ... situación por la que atraviesa. Encajó una derrota fea (90-71), que unida a la que sufrió ante el Joventut, lo deja virtualmente sin opciones de pasar a la siguiente fase. Tendría que ganar todos los partidos y recuperar algún 'average'; una quimera teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra. Después de un buen primer cuarto, el conjunto que dirige Luis Casimiro fue perdiendo fuelle y acabó barrido por un rival que impuso su mayor poderío físico. Otra vez un pívot, Mathias Lessort (20 puntos y 9 rebotes) volvió a ser el ejecutor de un equipo hundido. La situación es insostenible y la continuidad de Luis Casimiro en el Unicaja, improbable.

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El consejo de administración le dio la semana pasada un voto de confianza, pero no ha habido reacción. Fue un gesto cara a la galería, pues ya incluso se había contactado con otros entrenadores. Ahora llega el momento de las decisiones. Los que mandan, que tienen mucha culpa de todo lo que está pasando, deben posicionarse. Pueden defender el estatus del club apostando por un técnico reconocido, o dejar morir la temporada con un entrenador de transición a la espera de fichar a Joan Peñarroya, si es que pueden en verano. Que esa es otra. El Unicaja ya no es una plaza tan atractiva por mucho que la ciudad sea fantástica y los jugadores cobren el día 28. Su imagen como proyecto deportivo se ha devaluado.

El Unicaja comenzó con la concentración que precisaba el partido y se vio beneficiado por los continuos errores de su rival. Con Díaz elevando las prestaciones defensivas y jugando con lógica en ataque, el conjunto que dirige Luis Casimiro logró un esperanzador 0-10 en los primeros minutos. Sólo la entrada de Rob Gray reactivó el ataque monegasco con sus triples y equilibró el encuentro. Por suerte, el Unicaja controlaba el rebote y ponía en dificultades a su rival para cerrar el primer cuarto ganando 17-20.

La insistencia en el lanzamiento exterior por parte del Mónaco fue una ayuda para el conjunto malagueño. Sin Gray en la pista, su nivel de acierto se desplomó y poco a poco el Unicaja amplió su renta con muy buenos minutos de Thompson. La ventaja alcanzó los 16 puntos (19-35, min. 16). Pudo ser más amplia, pero el Unicaja perdió consistencia en el rebote. Lessort castigaba la fragilidad de Gerun, otra vez dando razón a sus críticos con unos minutos muy malos. El Mónaco sólo anotaba desde la línea de personal, momento que el Unicaja no aprovechó para haber logrado una fractura mayor. No lo hizo y, como era de esperar, su rival empezó a anotar. Un parcial de 11-2, con el conjunto monegasco dominando el rebote, hizo parar el partido a Casimiro ante las primeras señales de alarma. El Unicaja cerró la primera parte ganando 31-39, pero con la sensación de que no había aprovechado su oportunidad.

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Efectivamente. El cuadro cajista dio demasiada vida a un rival que despertó tras el descanso. El dominio en el rebote de los locales se acentuó. Lessort barría cada rebote en el aro malagueño para anotar una y otra vez. El exjugador del Unicaja estaba extramotivado e incluso dedicó alguna canasta al banquillo malagueño. El Unicaja pasó de ir ganando 35-44 a perder 54-48 en un monólogo del conjunto francés que literalmente cerró su canasta con un gran despliegue físico. El equipo de Casimiro mostraba entonces su versión más frágil. Como último recurso, Casimiro recurrió a Thompson para intentar frenar a Lessort después de que Guerrero y Gerun no lo hubiesen conseguido. Tampoco pudo el estadounidense y el tercer cuarto se cerró con 61-57.

Viéndose por detrás en el marcador, el Unicaja fue incapaz de reaccionar. Casimiro se acordó de Nzosa con el encuentro ya cuesta arriba, pero el chaval se encontró el peor escenario posible. No fue solución. El Mónaco elevó más todavía su presencia física y rompió el partido. En tres minutos del último cuarto, se colocó 71-59. A partir de ahí, el Unicaja ya no jugó a nada. Precipitación, decisiones individuales, bajada de brazos... La imagen de un equipo roto, descompuesto y que pide a gritos una solución.

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