Ver fotos

Eric trata de avanzar ante la defensa de Aminu en el encuentro jugado en Atenas. SUR

Bochornosa imagen del Unicaja ante el Lavrio Megabolt (70-58)

Sin actitud, intensidad, motivación ni baloncesto, el conjunto malagueño sufrió un duro correctivo en el cierre de la primera fase de la Champions

Martes, 21 de diciembre 2021, 20:26

El Unicaja escribió en Atenas uno de sus capítulos más tristes en competiciones europeas. Emigró a la Champions asumiendo que no estaba para competir en la Euroliga y tampoco en la Eurocup; es decir reconociendo su pérdida de estatus. Este 'descenso' de nivel se palpó ... en la bochornosa imagen que ofreció el equipo malagueño ante el Lavrio, un rival que tiene como presupuesto menos de lo que cobra algún jugador cajista. Después de enterrar las opciones de jugar la Copa, se esperaba cierta reacción, aunque sólo fuese por orgullo y respeto a sus aficionados, pero el conjunto que dirige Katsikaris ofrece peligrosos síntomas de descomposición y fue vapuleado por el equipo griego (70-58), que se aseguró con su brillante triunfo una plaza en el 'play-in' para intentar estar en la siguiente fase, a la que el Unicaja ha accedido como primero.

Publicidad

Por cierto, en el pabellón había poco más de cien personas, así que no hubo esa presión del entorno tan «negativa» que tanto parece preocupar a un Katsikaris que no aporta, de momento, soluciones a la deriva de su equipo.

No había nada en juego para el conjunto cajista, pero la puesta en escena fue impropia de un equipo profesional. Se esperaba algo más de amor propio en el último trámite de la primera fase de la Champions, pero no se vieron ni ganas ni actitud. Los primeros compases del partido fueron un intercambio de canastas que evidenciaban la ausencia de rigor defensivo. El Lavrio es posiblemente el equipo más modesto de la competición, pero si le dan facilidades juega un buen baloncesto. Poco a poco, el conjunto griego fue dominando el partido. Kaklamanakis le hizo un roto a Eric en un suspiro. Hay que tener en cuenta que el pívot griego supera por poco los dos metros, pero confirmó las endebles prestaciones del nigeriano, que con actuaciones como esta da que pensar si el cortado debería ser él en lugar de ceder a Guerrero. El Lavrio acentuó su dominio hasta el 25-14 con el que acabó el primer cuarto.

Los siguientes diez minutos fueron bochornosos, un término que acompaña ya la actuación del Unicaja esta temporada de forma continuada. Hasta este momento, Tyson Carter, la estrella del Lavrio y que tras este partido se marchará al Zenit, no había aparecido. Con un buen contrato ya firmado en Rusia era evidente que se estaba reservado. Cuando decidió prestar el último servicio a su equipo fue para desarbolar la defensa cajista aprovechando el poco rigor de Brizuela. En el minuto 13 el conjunto griego ganaba por trece puntos (36-23) y el juego del Unicaja consistía en ataques interminables sin tensión y de botes desesperantes que acaban en pérdidas o malas decisiones de tiro. El 41-28 con el que se llegó al descanso dolía a los ojos, máxime cuando el Lavrio venía de anotar 49 puntos al Dijon.

Publicidad

Como esta vez el partido no era en el Carpena y el rival tampoco invitaba a la motivación, los jugadores del Unicaja no entendieron que había que reaccionar. La renta del Lavrio fue en aumento. Kaklamanakis volvía a ridiculizar a Eric y el único recurso ofensivo era el triple. El problema es que si la motivación era baja, la puntería peor. El Unicaja acabó el tercer cuarto con un pobre 3/21 y perdiendo 57-42.

Como ganas había pocas, el Unicaja maquilló un poco el resultado final para el ridículo no fuese tan grande. Asistió como espectador a la despedida de Tyson Carter rumbo al Zenit y se despidió del pabellón de La Paz y La Amistad en el que no hace mucho jugó en la Euroliga, cuando estaba entre los mejores, cuando había cierta ambición y cuando era un club reconocible en Europa. Lo de ahora es una sombra de todo aquello.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad