Waczynski guía al Unicaja en un sufrido triunfo ante el Estudiantes

Como se presumía por la batería de lanzadores de ambos equipos, el partido tuvo inicialmente un ritmo de anotación altísimo. La falta de intensidad defensiva cajista, las dificultades para cerrar el rebote y los escasos triples anotados lo castigaron todo el primer tiempo. Y es que el Estudiantes, que venía de tres derrotas seguidas, castigó de salida a su rival con un acierto fuera de lo normal, con cinco triples sin error para empezar, dos de Giedraitis y tres de Roberson (17-7 en sólo cuatro minutos de partido).

Siete puntos seguidos de Alonso detuvieron sólo provisionalmente la sangría. El Unicaja sufría con duelos desiguales como el de Brizuela ante Gentile, y el Estudiantes apenas fallaba, hasta que un 7-0 (para un 26-16) volvió a reclamar un tiempo de muerto de Luis Casimiro, que les insistía encarecidamente a los suyos que «el problema está en defensa».

La desventaja se fue a los doce puntos de ventaja, pero en el inicio del segundo cuarto el Unicaja se puso las pilas y pudo al fin empezar a correr, porque hasta entonces todos los ataques se estaban saldando en igualdad numérica. El 0-8, con canasta y asistencia de Brizuela y dos contraataques sellados por Jaime Fernández situaron al Unicaja a tres (29-26). Nzosa llegó a empatar la cita (35-35), pero todas las canastas eran bajo el aro y al Unicaja la faltaba parte de su seña de identidad, los triples, con sólo tres anotados en el primer tiempo (uno sólo en el segundo parcial) frente a los 30 puntos del Estudiantes desde el perímetro, distancia desde la que hasta su pívot más dominante, Alec Brown es un especialista.

Así las cosas, la reacción del Unicaja pronto se quedó diluida. El Estudiantes continuó sumando de tres en tres y se fue otra vez a los doce de renta, y lo hacía no sólo con triple va, triple viene, sino con dos acciones casi seguidas de 2+1 de Avramovic, que se fue al descanso con ocho asistencias y estaba especialmente motivado ante su exequipo. Tampoco ayudaba la neta inferioridad en el rebote (18-11) del cuadro malagueño.

La reacción ahora sí que fue fulgurante en la segunda mitad. El Unicaja dejó en cinco puntos al Estudiantes en los ocho primeros minutos del tercer cuarto. Del 51-42 se pasó enseguida al 51-50 con instantes muy inspirados de Bouteille (once puntos en esa fase), que antó el triple (56-57) que dio la primera ventaja a su equipo en el marcador desde su canasta inicial del choque. Avramovic y Brown se rebelaban, pero el cuadro malagueño cerró el periodo con empate tras una brillante recuperación de Alberto Díaz con asistencia a Thompson (63-63).

El último cuarto fue agónico. El ritmo fulgurante del choque se detuvo a plomo. Los dos primeros minutos apenas avanzaron, cuando Brown soltó un codazo a Thompson que le supuso una antideportiva, una importante herida en el labio y sin salir a la cancha hasta los segundos finales. En otro lance casi seguido, Brizuela exageró un golpe en el costado para tratar de forzar la eliminación del pívot, el más acertado de su equipo, con cinco triples. El Unicaja pasó a administrar ventajas cortas en el tanteo hasta el final. Al principio se manejaban en torno a los seis o siete puntos, pero luego se apretaron más. Gentile asumió toda la responsabilidad en los locales llevando el balón, lanzando y anotando (a veces fallando), y la única respuesta la tuvo Waczynski. Hubo un momento en que anotaron seis puntos seguidos cada uno para sus equipos. El italiano, que puede jugar casi de todo, se precipitó en un triple contra el aro a quince segundos del final. Díaz capturó el rebote y sus dos tiros libres (87-92) parecían sellar la victoria.

Lejos de ello el Unicaja se abonó a sufrir más. Brown anotó de tres casi sin consumir tiempo (90-92) y un campo atrás de Alonso dejaba al Estudiantes con seis segundos de posesión para buscar la prórroga o el triunfo. Se la jugó valiente de nuevo Gentile ante Thompson, y su intento de tres fallido tampoco lo palmeó con acierto Brown. Al final, cuarta victoria seguida cajista (once de trece en competición oficial es ya la racha) y otras tantas derrotas consecutivas del rival, de más a menos todo el partido.