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Brizuela intenta un pase ante McFadden durante el partido jugado este sábado. ÑITO SALAS
Unicaja 93-101 Burgos

Imperdonable derrota del Unicaja

El equipo malagueño fue un desastre en defensa y perdió frente a un equipo mermado por el coronavirus, pero que jugó un gran baloncesto

Sábado, 27 de marzo 2021, 19:33

El Unicaja y sus jugadores recibieron una lección de cómo actuar en situaciones adversas en las que se requiere la máxima entrega y confianza ... en lo que se hace. El Burgos le dio un ejemplo de esfuerzo y sacrificio. Venía de un brote de coronavirus, sin entrenar en dos semanas, habiendo jugado un partido en Letonia el miércoles, con bajas y jugadores diezmados. Y a pesar de todo eso, le dio un repaso en toda regla al equipo malagueño, que ve cómo se le complica mucho jugar la fase por el título de la Liga Endesa (93-101). Se trata de creer en lo que se hace y el Unicaja parece que no cree en nada. Se sustituyó al entrenador, llegaron fichajes, se cortó a jugadores con contrato y sigue sin reaccionar. La derrota ante el Burgos sólo se explica por la falta de implicación de sus jugadores. Que un rival en tal situación lo saque de la pista desde la defensa deja en mal lugar a los profesionales que entrena Fotis Katsikaris, que dicho sea de paso esta vez no encontró soluciones tácticas para evitar el batacazo y se vio superado por Joan Peñarroya.

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Reclamaba Katsikaris a sus jugadores en la víspera del partido que comenzasen con la máxima energía, pero el arranque del choque fue un intercambio de canastas sin demasiada tensión defensiva que permitió al Burgos dejar a un lado sus problemas con el coronavirus para meterse en el partido. Llamó la atención que fuese el equipo visitante, mermado físicamente, el que parecía con un plus de actitud. McFadden, Rivero y Renfroe fueron una pesadilla en las acciones de bloqueo y continuación, con el cubano ejecutando de forma cómoda. Katsikaris no estaba contento con lo que venía y sentó a Fernández para poner a Díaz sobre Renfroe y tapar esa vía de anotación del Burgos. Con algo más de consistencia, el Unicaja también anotaba con solvencia y con un gran acierto en los triples (6-6) en el primer cuarto, lo que marcaba el desarrollo del choque (30-24, min. 10).

La entrada de Mekel permitió un juego más coral del Unicaja que mandaba cada vez de forma más clara en el partido. El israelí anotó y asistió a sus compañeros para ir estirando poco a poco la ventaja de su equipo. Rivero seguía anotando, pero la aparición de Nzosa le creó más problemas, tanto a él como al resto de hombres altos del Burgos. Como los triples seguían entrando de forma continúa, la ventaja cajista era ya importante (45-37, min. 15). El Unicaja llegó a tener un 9-10 en lanzamientos de tres, muchos varios de ellos tras una excelente circulación de balón. Esto último también generó claros desajustes en la defensa de un rival que aguantaba como podía el bombardeo exterior del Unicaja al descanso (57-45).

Como es lógico, el 10-14 en triples condicionaba por completo el partido y sería clave ver si el Unicaja podía mantenerlo en la segunda parte. Tampoco había que perder de vista que 25 de los 45 puntos del Burgos los habían conseguido Rivero y Sakho. El equipo malagueño sufría por dentro. El que impusiese su estrategia se llevaría el choque.

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De entrada lo hizo el Burgos que firmó un arranque del tercer cuarto brillante. Rivero volvía a hacer estragos por dentro y al Unicaja le costaba un mundo anotar. Para complicar más las cosas, el equipo de Peñarroya empezó a defender en zona y el ataque cajista colapsó por completo con un parcial en contra de 3-11. La defensa del Burgos marcaba un partido ahora más intenso que se igualó a 65 en el minuto 27. El Unicaja sufría mucho, pero recuperó el acierto en los triples y logró llegar al último acto de nuevo por delante (76-70). Teniendo en cuanta lo mal que había jugado, se podía dar con un canto en los dientes.

Como la dependencia del triple nunca es buena, el equipo malagueño empezó a perder el partido por ahí. Sin el recurso de la anotación exterior, su juego quedó capado totalmente, incapaz de producir un solo punto con sus pívots. Estuvo cuatro minutos sin anotar en el arranque del último cuarto y esa fue su sentencia. Cuando lo hizo perdía 76-79, con McFadden haciendo un destrozo enorme y superó a todos los defensores que le puso el Unicaja. La gestión del encuentro del conjunto visitante fue perfecta, castigando los puntos débiles del Unicaja: el juego interior, la defensa del bloqueo y continuación y su dependencia del triple.

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