El Unicaja se refuerza con una importante victoria ante el Sassari

El Unicaja comenzó el partido con los mismos problemas que ha mostrado en los dos primeros encuentros de la temporada, con una falta de concentración defensiva alarmante y sin ese ritmo rápido que deseaba su entrenador. Sin poder frenar a Bendzius y Robinson, quince puntos entre los dos en el primer cuarto, el equipo cajista llegó a estar trece abajo. Su rival anotaba con facilidad e Ibon Navarro tenía que dar marcha atrás en el quinteto con el que salió después de los malos minutos de Brizuela, Barreiro, Perry y Lima.

La entrada de Kravish por el brasileño fue fundamental para que el Unicaja tomase un poco de aire. Sus puntos y los de Djedovic, una vez más, permitieron la reacción. El pívot estadounidense estuvo acertado y oportuno, porque también cogió varios rebotes que le permitieron anotar de segundas opciones. El partido había cambiado y al menos el Unicaja mostraba más acierto, aunque su juego carecía de ritmo e iba a trompicones. Las pérdidas se sucedían y Lima tenía que marcharse al banquillo otra vez después de dos faltas en ataque y una pérdida más... A Ibon Navarro no le gustaba nada lo que veía, en parte porque el Sassari volvía e estirarse (34-28). El vasco paró el partido y todo cambió a partir de entonces. Mandó subir las líneas de presión y un par de robos fueron bien culminados por un Kalinoski infalible desde la línea de tres. Es más, las últimas cinco canastas del Unicaja en el segundo cuarto fueron triples. Entre el escolta y Osetkowski permitieron una renta de seis puntos al descanso (41-47).

Estaba por ver si el equipo malagueño era capaz de mantener ese enorme acierto exterior que lo había impulsado en el marcador. De entrada, el Sassari logró un parcial de 8-2 para empatar el partido. La respuesta del Unicaja fue buscar a sus pívots. Kravish seguía viendo la canasta como una piscina y permitió a su equipo liberarse de la reacción italiana. Sin tener el ritmo deseado, al menos la defensa ahora sí le respondía al conjunto malagueño, que encontró de nuevo en los triples de Osetkowski el arma para desequilibrar el marcador. Tres aciertos del estadounidense permitiero al Unicaja estirarse hasta el 63-69.

El último cuarto no empezó bien, porque Onuaku no tardó en equilibrar el marcador, pero el Unicaja parecía tener un plan. Movió mejor el balón y esa circulación dentro y fuera de la zona permitió más espacios. Un par de asistencias de Lima a Kalinoski y Díaz, además de una canasta de calidad de Brizuela, volvieron a dar una buena renta (69-76, min.33). Quedaba mucho partido, pero la precipitación empezó a aparecer en las filas locales. Emergió entonces Kalinoski con varias acciones brillantes que terminaron de decantar la balanza del lado malagueño para cerrar un partido complejo y que da mucha tranquilidad.