Defensa y festival de triples para doblegar al Baskonia

De menos a más en sus prestaciones, con una primera parte con demasiadas pérdidas, fue clave el recital desde el perímetro en el tercer cuarto (7/12), justo cuando peor pintaba todo (tras un 8-0 de salida, para el 38-30), combinado con excelentes defensas. El Unicaja adquirió rentas que supo administrar sin problemas para seguir muy vivo en la lucha por la octava plaza, aunque sin depender de sí mismo totalmente en estas dos emocionantes jornadas finales de la próxima semana (salida a Guipuzcoa y desenlace en casa ante el Real Madrid).

No se sabe bien si pesó más el cansancio a estas alturas del campeonato, que resta claridad en la toma de decisiones, o la tensión del momento, pero el primer tiempo fue de los más ramplones vistos esta temporada en la Liga Endesa, con un ausencia total de ritmo, numerosas pérdidas de balón, nueve de cada equipo, y muy poco juego colectivo (el Unicaja se fue al descanso con sólo dos asistencias). Predominaron claramente las defensas y el desacierto en el tiro, por momentos sonrojante.

Al cuadro malagueño no le fue mal del todo este escenario. Sin margen de error, se fue al descanso al menos sin perder (30-30) ante un rival de Euroliga y que se estaba jugando encarar la serie de cuartos de final ante el Valencia de los 'play-off' con el factor cancha.

No le faltó intensidad defensiva al Unicaja, aunque con algunas pérdidas de concentración momentáneas que le costaron algún parcial en contra, ante un Baskonia una vez más al ritmo de Henry, con todo lo malo que esto implica por su anarquía e individualismo, pero también con su talento y acierto, con dos triples en los últimos segundos de sendas posesiones.

Con Brizuela perdido y Thomas cargado de faltas, Katsikaris le dio muchos minutos a Francis Alonso y fueron sobre todo Jaime Fernández, Thompson, Bouteille y la buena lectura de juego de Abromaitis los que sostuvieron al Unicaja, en un duelo que parecía de minibasket.

Pero parecía claro que el talento ofensivo del Baskonia en algún momento tenía que emerger, y lo hizo al arranque del tercer cuarto, con un 8-0 de salida en menos de dos minutos para colocar un inquietante 38-30. Fue entonces cuando apareció la mejor versión del Unicaja, que reaccionó con orgullo y personalidad. Hasta siete triples de doce intentos (dos iniciales de Waczysnki, otros tantos de Jaime Fernández y Brizuela, en sus primeros puntos en el partido, y uno al final del periodo de Abromaitis), alternados con muy buenas defensas, permitieron al Unicaja encarar el cuarto final con un esperanzador 48-57.

Además, Polonara se despidió del choque de forma forzosa al doblarse un tobillo ante el gesto de preocupación de Ivanovic en un momento tan importante del curso. Podría reducirse el elogio a todos los triplistas, pero en realidad todo el Unicaja se puso el traje de faena para no dejar escapar la victoria y redujo al anonimato a Henry, que había sido el líder en el primer tiempo.

En los minutos finales la renta se fue hasta los trece puntos, con Bouteille también enchufado (58-71) y tras una técnica a Dragic, pero un parcial de 7-0, la única reacción local, enfadó de nuevo a Katsikaris, que paró de nuevo el partido y abroncó a Francis Alonso por una mala defensa. No hubo espacio para el sufrimiento. El Unicaja aguantó el tipo hasta el último segundo y sigue con opciones de cumplir con ese objetivo de mínimos que sería jugar la fase por el título, lo que viene haciendo desde 2014.