Pocos partidos de baloncesto se pueden ver en Europa con tanto talento por metro de cancha que un Real Madrid-Barça. Tienen dinero para aburrir y unas plantillas tan largas en las que prácticamente cualquier jugador sería titular en otro equipo. Si además se miden ... en una final y en un pabellón como el Martín Carpena –una instalación deportiva de primerísimo nivel–, el espectáculo está garantizado. Eso ni más ni menos es lo que se vivió este domingo en Málaga en la final de la Copa del Rey 2024; una exhibición de buen baloncesto entre dos equipos que, pese a los lógicos recelos que puedan generar en otras aficiones por la desigualdad que generan, aportan un despliegue técnico y físico en la pista que siempre es interesante para cualquier seguidor. Eso sí, los cánticos futboleros entre ambas aficiones rivales sobraron.
Ganó el Real Madrid (96-85), como en las dos últimas ediciones en Málaga en 2014 y en 2020 y lo hizo porque hoy en día tiene más recursos y músculo que un Barça al que le faltó gasolina en la recta final del encuentro. Destacó Poirier, tremendo bajo los aros (32 de valoración), pero estuvo acompañado por Campazzo (elegido MVP de la competición), Musa, Deck, Hezonja, Tavares… Todos ellos tuvieron su momento de protagonismo en el encuentro, mientras que en el cuadro catalán Parker y Vesely estuvieron poco arropados en varios tramos del partido.
Ritmo alto
El choque empezó con un Real Madrid queriendo llevar la iniciativa con un ritmo muy alto. Campazzo se sacaba de la chistera algunas jugadas de superclase, Musa acertaba de lejos y además Tavares imponía sus centímetros en ambas zonas para las primeras ventajas del cuadro blanco (7-2). La salida a pista de Laprovittola añadió amenaza exterior al equipo de Grimau y dos triples seguidos del argentino y una canasta de Hernangómez sirvieron para empatar el partido (19-19).
El segundo cuarto tampoco daba un respiro, con ambos equipos acertados y respondiendo constantemente a las acometidas del rival. El Real Madrid se sostenía con unos excelentes Hezonja y Poirier, pero el Barça mantenía el pulso. Un robo con mate final de Jabari Parker –jugador diferencial si sus rodillas se lo permiten– y un triple de Kalinic le permitieron al Barça irse al descanso por delante (43-45).
Tras el descanso, el Barça trató de ampliar algo su ventaja por medio de Vesely, que encontraba facilidades en la defensa blanca y un par de acciones de mucha calidad de Parker. Pero el Real Madrid volvió a apretar con los puntos de Deck y una canasta más tiro libre de Tavares. Poirier cerraba el cuarto con tiros libres para el equipo de Chus Mateo, que entraba en el último cuarto con tres puntos de ventaja (66-63
Con todo por decidir en el último periodo, el Barça pasó por tres minutos críticos en el arranque del último parcial. El acierto desde el triple de Yabusele y Deck ponía al Madrid nueve puntos arriba. Quedaba mucho partido, pero el golpe anímico era importante y la dinámica de los blancos era ascendente.
Real Madrid
Campazzo (18), Musa (15), Deck (13), Yabusele (15) y Tavares (4) -quinteto inicial-; Sergio Rodríguez (-), Llull (2), Causeur (-), Rudy Fernández (-), Abalde (-), Hezonja (12) y Poirier (17).
96
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85
Barça
Satoransky (15), Kalinic (3), Da Silva (-), Parker (19) y Vesely (14) -quinteto inicial-; Jokubaitis (7), Laprovittola (6), Brizuela (8), Abrines (2), Parra (3), Willy Hernangómez (8) y Nnaji (-).
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Parciales
19-19, 24-26, 23-18 y 30-22.
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Árbitros
Conde, Serrano y Padrós. Eliminado por cinco faltas Vesely.
El Barça tiró del talento de Parker y del oficio de Vesely bajo los aros para mantener el partido animado. Pero a falta de 3:23 para el final, el pívot checo se marchó eliminado por cinco faltas personales, situación que aprovechó Poirier para dominar aún más bajo los aros y anotar cuatro puntos seguidos tras rebote que parecían ya definitivos. Al final, la renta superó los diez puntos y el marcador se cerró en 96-85. El Real Madrid se va de Málaga con un nuevo título de Copa (29 suma en su historia, el club que más tiene), en una edición copera sobresaliente por ambiente y tensión. Aunque la inesperada y temprana eliminación del Unicaja siga doliendo.
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