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El Unicaja se dio esta tarde de jueves un baño de masas acorde a lo logrado: dos títulos en apenas una semana, la Copa Intercontinental y la Supercopa Endesa. Los trofeos fueron los protagonistas, junto a la plantilla y al cuerpo técnico, de una fiesta ... de celebración que se dividió en dos partes. Primero, una ofrenda floral en el interior del Santuario de la Victoria, y después un encuentro con la afición en la explanada contigua a la basílica donde se rinde culto a la patrona de la ciudad, la que da nombre a este templo.
La afición fue puntual y se congregó en la explanada con tiempo para ver a sus héroes entrar al acto que tuvo lugar dentro del Santuario. Alberto Díaz sujetando la Supercopa y Kendrick Perry portando la Intercontinental abrieron la celebración, que siguió con las palabras del párroco y del presidente del club, Antonio Jesús López Nieto, y con la ofrenda floral que llevaron a cabo el capitán del equipo masculino, Díaz, y la capitana del equipo femenino, Marta Ortega. La plantilla femenina también fue protagonista de esta celebración. «Nos comprometemos a estar como las moscas, siempre alrededor del pastel», dijo el presidente en el atril de la basílica.
No obstante, el momento más esperado de la fiesta llegó después, cuando los jugadores e Ibon Navarro se subieron a la tarima que se había montado junto a la explanada para compartir los dos últimos éxitos junto a sus feligreses. Entregados, animaron la fiesta cantando el himno e interpretando el mítico cántico de 'Campeones', ese que cantan los que tiene algo que celebrar. En esta ocasión, por partida doble. La Victoria se convirtió en un mar de camisetas y bufandas verdes y moradas. Se pudieron ver multitud de camisetas del Unicaja en el metro y también en las calles del centro, una hora antes de que comenzara la celebración.
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El pueblo es soberano y fueron los cajistas los que llevaron el timón y el volante de la celebración. Iban decidiendo, con sus cánticos, qué jugador iba hablando. Algunos con más cara que otros, aunque todos tuvieron palabras de cariño para la afición. Los momentos más divertidos losd protagonizaron Dylan Osetkowski, que en referencia a lo que su compañero Nihad Djedovic dijo tras coronarse supercampeón de España, aseguró que en el Unicaja «se habla en títulos». Y el bosnio fue otro de los que tiraron de guasa para interactuar con los cientos de aficionados presentes: «Mercadona cierra a las nueve y tengo que llegar».
La parte más emotiva fue la última. Los Mihitas procedieron a interpretar con sus instrumentos algunas de las melodías que ponen banda sonora a los partidos del Unicaja en el Carpena y los jugadores, simultáneamente, bajaron a la explanada para fotografiarse, firmar autógrafos y hablar con sus fieles. De fondo, en los altavoces habilitados para que la fiesta fuera plena, sonaban 'I will survive', 'Viva la vida' o el propio himno del club. No hubo 'rúa' de campeones porque el equipo vuelve a competir en este fin de semana. No lo permitió el calendario. Pero un grupo humano que es doble campeón tuvo la oportunidad de ofrecerle a su parroquia, una de las mejores de España, sus dos últimas coronas.
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