Las gradas del Carpena, este domingo ante el Madrid. Ñito Salas

El Carpena de las grandes ocasiones

El Unicaja, que congregó a 10.681 personas este domingo ante el Real Madrid, rugió en bloque en uno de los partidos más atractivos y trascendentales de la temporada

Nacho Carmona

Málaga

Domingo, 17 de marzo 2024, 21:15

Era y fue uno de los partidos más atractivos de la temporada para el baloncesto español, con poco o nada que envidiar a los del viejo continente. El primer clasificado visitó la casa de su principal perseguidor, empatados en el 'basket average' y con sólo ... una victoria de diferencia para decidir, sobre el parqué, quién terminaría ostentando el liderato de la liga ACB. La mejor de Europa. El duelo conjugó todo lo necesario para estar a la altura de las expectativas.

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Dulces recuerdos para los de Chus Mateo en este bendito suelo, donde se coronaron campeones de la Copa del Rey hace apenas un mes. Para ellos, pisar el Carpena también significa afrontar partidos de altura, como para los 10.681 aficionados que se congregaron este domingo. Igual que el pasado 27 de diciembre, cuando recibieron al Barça, aunque entonces con final feliz. Sin importar el resultado, la grada cajista cumplió con su papel, alentando a los suyos con el propósito de generar superioridad desde sus butacas. Caldearon el ambiente en una jornada con aire primaveral y cumplieron con una de las citas más señaladas del calendario deportivo del Unicaja.

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El primer toque de atención llegó cuando saltaron a calentar los jugadores del Real Madrid. Sonaron pitos con la intención de marcar territorio. Acto seguido, instantes antes de que arrancase el duelo, los miles de cajistas que allí se juntaron alzaron al cielo del Palacio de los Deportes hasta en dos ocasiones, siempre al compás de la charanga 'Los Mihitas'. «¡Málaga! ¡Málaga!», vociferaron instantes antes de que el Carpena apagara sus luces para que los aficionados alumbraran con sus linternas.

Echándole un pulso a la hegemonía futbolera e intentando equilibrar la balanza, sabedores de la importancia que tiene el ambiente en citas así y ante el buen hacer de los madridistas, los cajistas ejercieron su soberanía reclamando todo tipo de acciones, a fin de hacer justicia, y recordando por qué sólo el Valencia ha podido ganar en uno de los pabellones más calientes de España. Un ambiente al alcance de las grandes ocasiones. El Carpena rugió más que nunca en el tercer cuarto, achuchando desde las butacas y formando una simbiosis que serviría para darle la vuelta al marcador. Luego de perder de diez, los de Ibon Navarro, apoyados en un espectacular Osetkowski, se pondrían por delante hasta dos veces. Ambas muy seguidas, con el himno a capela como banda sonora.

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Pasó igual en el último cuarto. Se puso por delante al Unicaja otra vez, aguantando el pulso a un Real Madrid que, aunque nervioso, no aflojaba. No claudicaron, pero una sucesión de accidentes deportivos y un inteligente Campazzo terminaron con las aspiraciones de liderato del Unicaja. El resultado final no opacó un ambiente que hasta el propio entrenador del Madrid, Chus Mateo, puso en valor en la rueda de prensa posterior al bocinazo final.

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