Carlos Suárez vuelve a sonreír

El de Aranjuez disputó sólo cuatro minutos ante el Nizhny Novgorod. No se esperaba que hiciese gran cosa, porque es más que evidente que está falto de ritmo y sin forma. Salió en el minuto ocho del encuentro y lo primero que hizo es justo lo que hacía antes de todas sus lesiones, tratar de buscar a un compañero cerca del aro. Luego intentó una canasta posteando. Son dos detalles de lo que Suárez puede aportar al Unicaja, algo de variedad en el juego de un equipo monopolizado por las individualidades de su perímetro.

Es más que evidente que todavía le queda un largo camino para recuperar sensaciones, pero es un primer paso después de ocho meses en los que, de forma extraña, la última rotura de fibras que sufrió no cicatrizaba. Lo que está claro es que el madrileño es considerado por Katsikaris un jugador fundamental por lo que puede aportar al juego del equipo, algo que se ha encargado de recordar en varias comparecencias públicas. Su mejor versión llegará con los entrenamientos, pero sobre todo con los partidos, siempre y cuando esos gemelos no le vuelvan a dar más problemas. Al menos ayer volvió a sonreír.