El cajismo, un sentimiento que vive de fiesta

Lo tuvieron más complicado en la semifinal, en la que se midieron al anfitrión, el UCAM Murcia, en un teatro teñido de rojo. Y aún así dieron el callo. El 'gallinero' donde se encontraban rugió y consiguió imponerse, en determinados momentos del encuentro, a la mayoría local. Como siempre, bailando y cantando al son de Los Mihitas, que viajaron con sus instrumentos. No solo se encargaron de animar el encuentro, también las horas previas, entre ellos y cuando llegó el equipo al pabellón, brindándole un cálido recibimiento. En Málaga hay una forma diferente y muy especial de entender el baloncesto.

El contexto les permitió brillar un poco más en la final, contra el Real Madrid. Fueron los protagonistas y claros ganadores en la batalla sonora de las gradas. Aunque se encontraron de nuevo con la hostilidad de la afición murciana, que celebró cada canasta y cada pequeño paso al frente que daban los blancos. La rivalidad moderna que UCAM y Unicaja han creado, debido a las batallas en las que se han convertido sus últimos enfrentamientos y a las veces en las que se han cruzado en partidos de altura e importancia. Han compartido aspiraciones y sueños, aunque el Unicaja ha demostrado estar un paso por encima. Uno o algunos más.

El cénit de la fiesta llegó en el momento de la victoria. Se juntaron todos, primero en el 'gallinero', para posteriormente bajar a otra grada para estar algo más cerca de sus héroes. Y mediante sonaron la banda de los campeones. 'We are the Champions', de Queen, o 'Puede ser mi gran noche', de Raphael, fueron algunas de las canciones que interpretó el grupo de animación del Unicaja con sus instrumentos. Escoltado por una milicia de 300 aficionados, el equipo regresó a casa esta madrugada de lunes con un nuevo título que colocar en sus vitrinas.