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Representa la transición de un club modesto a uno ambicioso y con ganas de crecer. Bozidar Maljkovic (Otocac, 1952) lideró la rebelión del Unicaja en el baloncesto nacional y Europeo. Fue el artífice de un cambio de mentalidad que se quedó para siempre y que ... cambió el rumbo de la entidad cajista. Sin su impacto, el Unicaja no sería lo que es hoy, por eso es una voz autorizada para analizar la actualidad cajista y del baloncesto nacional e internacional.
Maljkovic ejerce de anfitrión del equipo malagueño estos días en la Final Four de Belgrado, donde reside cuando no está en Marbella y que compara con Málaga. «Son dos ciudades muy parecidas», dice. Por eso, cada vez que se le pregunta llega la versión más sentimental del entrenador con fama de duro.
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«El Unicaja está en una parte de mi corazón y creo que lo he dicho siempre, no solo en Málaga, también fuera, en Madrid, Barcelona. Málaga tiene el mejor público a nivel de cultura de baloncesto, algo incomparable. Y claro que es muy importante para mí. Estuve cuatro años, teniendo buenos resultados. En esos cuatro años, el Unicaja no invirtió tanto dinero como después o ahora. Es normal, como en cualquier desarrollo de un club, como pasó en el Madrid. Aunque ganamos el campeonato, Florentino, que sigue siendo amigo mío, se ha dado cuenta que el baloncesto también vale, no solo fútbol. Mucha gente salió a la Cibeles y empezó a pensar de otra manera, comprando estrella, y en Málaga igual», explica.
Sobre su etapa en el Unicaja, Maljkovic recuerda el proceso de construcción del proyecto de una forma muy particular. «Fui un poco escultor en aquella época porque había que construir el club, cada día haciendo cosas. No me gusta llegar un minuto antes de entrenar e irme a casa cuando acabo. La gente que tuve a mi lado lo aceptaron y aprendieron una gran disciplina, el cómo se trabaja. Lo he hecho de la misma forma que con Limoges, la Jugoplastika y en todos los sitios donde he estado. Este es el único camino para ganar, entonces poco a poco, con tiempo, fuimos consiguiendo resultados; primero con la Korac, ambiente que no puedo olvidar. Pude hasta cantar. Estaba muy feliz. Todo el mundo pensaba que Boza es muy duro y dije 'dame el micrófono', para que todo el mundo supiera cómo canto», recuerda Maljkovic sobre las celebraciones del título logrado en Vrsac, a pocos kilómetros de Belgrado, y lanza una apuesta: «Ojalá se repita. Si el Unicaja gana, voy a cantar otra vez. Palabra. Ya veremos», dice entre risas en una charla distendida en el hotel de concentración del equipo malagueño en Belgrado.
Sobre cómo afrontar la Final Four, el serbio pide valentía y no tener miedo. «Mi experiencia dice que la Final Four es diferente, ya sea de la competición que sea. Hay mucha más presión, sabiendo que todo el mundo te mira y critica, o buenas palabras. Es muy duro. Jugadores valientes hacen grandes resultados. No se puede ser cobarde y ganar. Con más jugadores valientes hay más opciones habrá de ganar. Una vez vi al Murcia, no conozco muy bien al equipo, y me han dicho que es un equipo serio», afirma.
El serbio no lo dice, pero su atención deportiva la centra la Euroliga y no la Champions o la Eurocup, por eso reclama volver a ver al equipo malagueño compitiendo con los mejores de Europa. «Claro que me gustaría ver al Unicaja en la Euroliga. Debe estar ahí. Todo el mundo de baloncesto de alto nivel piensa eso, yo el primero. Por público, historia, grandes figuras que llevaron esta camiseta, la ciudad», destaca.
Con pocos aficionados de los cuatro equipos, Maljkovic piensa que el público serbio que acuda a la Final Four no se va a posicionar de un lado u otro, pese a los estrechos lazos del Unicaja con el baloncesto de su país. «Creo que el aficionado serbio será neutral, aunque nosotros fuéramos un equipo que trabajaba mucho. Al Unicaja no lo odia nadie, es un equipo que tiene simpatía por todos lados. Nadie está en contra ni le va a gritar o pitar, y ya sabéis que hay muchos equipos que no son así...».
Simpatía por Navarro
Con un baloncesto distinto al que él predicaba, Bozidar Maljkovic tiene en mucha estima a Ibon Navarro, pero no por lo hecho en Málaga, sino por la impresión que le causó cuando llevó al Andorra hasta las semifinales de la Eurocup.
«Ibon me gusta mucho. La verdad es que me empezó a gustar cuando su Andorra ganó a Partizán, Si yo hubiera sido entrenador, habría usado la misma táctica que él. Por eso ganó. Partizán estaba unos 15 puntos mejor que el Andorra, pero ganó Andorra con sus buenas ideas. Me empezó a gustar desde ese momento, y ahora lo está haciendo muy bien en Málaga», dice sobre el vasco, y aprovecha para elogiar al director deportivo del club, Juanma Rodríguez, buen amigo suyo.
«Si el Unicaja va a fichar algún jugador, no se entera ni la mujer de Juanma, o su hija. Con Split, nosotros decíamos que íbamos a fichar un jugador y al final venía otro, haciendo camuflaje y todo el mundo se lo creía. Un gran club debe trabajar de esta manera, siendo discreto», enfatiza.
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