Axel Bouteille regresa a su paraíso

Juan Calderón

Sábado, 26 de diciembre 2020, 20:02

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Pocas veces el Unicaja realizó un fichaje como el de Axel Bouteille a mitad de temporada. Con la contratación del alero francés después de la Copa del Rey en el mes de febrero, el club malagueño sorprendió a un buen puñado de equipos de la Euroliga que lo tenían en el punto de mira. Fue un proceso algo traumático para el Bouteille, que dejó un RETAbet Bilbao, en el que era idolatrado y el líder del equipo, para mudarse a un conjunto en el que todo era nuevo para él, incluso el rol que tendría. Al jugador la noticia le pilló concentrado con su selección e incluso paró en Bilbao para despedirse y dar una rueda de prensa cuando ya lo esperaban en Málaga. Cuando el Unicaja fichó a Bouteille, el francés era una de las sensaciones de la Liga con 17,7 puntos, sexta mejor marca de la competición, y 47,8 en lanzamientos de tres. Era el mejor triplista de la ACB.

Casi un año después de aquello, Bouteille mantiene intacto su talento, pero sus números están lejos de esos maravillosos días en Bilbao en los que su equipo asombraba a la Liga siendo un recién ascendido. El galo promedia 11,2 puntos y un 34% en triples. La diferencia es notable. Es el peaje que se paga cuando se pasa a jugar en un club más importante y en el que hay otros jugadores con parecidas características (Brizuela, Alonso o incluso Waczynski). Ahí es donde no está claro su rol en el equipo. Su rendimiento es bueno, no se le pone un pero. Ha tenido partidos brillantes, pero sin esa regularidad que exhibió en Bilbao.

Él mismo se ha definido en algunas ocasiones como un anotador más que un triplista. Y es más que evidente. Todo lo que pasa por sus manos tiene que acabar en la canasta y eso a veces choca con un juego más elaborado y en el que hay otras alternativas para anotar. Del mismo modo, las exigencias defensivas son el Unicaja mayores, y esto también le penaliza en lo que a minutos se refiere. Defender no es su fuerte y esto hace que vea muchos finales de partido sentado en el banquillo. Quizá sea una cuestión de adaptación, puede que del estilo que predica Luis Casimiro en Málaga, pero el Bouteille del Unicaja es otro.